¿Qué Pasa?

La Agenda Woke en musical Mamma Mía

La Agenda Woke en musical Mamma Mía

La danza es crucial para el éxito artístico del musical Mamma Mía.

Hay producciones teatrales respecto de las cuales no es ni necesario, ni suficiente, aplicarles una valoración técnica sobre su calidad, porque el resultado final es tan emotivo y tan notable, que se impone procurar otras formas de clasificarlo.

La postura del crítico se presta a ser dejada de lado para asumir una visión alternativa.
¿Podría el crítico seguir la rutina, escribir mecánicamente que lo visto es bueno…y ya? ¿Pero es suficiente eso?

Mamma Mía (Música y letras de Benny Anderson y Bjorn Ulvaeusk, sobre libro de Catherine Johnson e idea a original de Judy Graymer), en su versión dominicana más reciente, producción a cargo de José Llanos está caracterizada por su excelencia escénica, cuidada al extremo en sus recursos, la calidad interpretación teatral, vocal y la fantástica dimensión coreográfica.

Podría bastar para los fines de una crítica, exaltar su cuidado y el montaje de sus recursos técnicos: escenografía (con un extraordinaria y sorprendente rendimiento en sus masas coreográficas móviles a partir de una robótica teatral), un vestuario (basado en sus telas de tonos pasteles y sus diseños) que recoge con exactitud el marco del ambiente mediterráneo y bucólico de la Grecia.

No es la primera vez que se monta este musical en el país. Recordamos con nostalgia la producción de Amaury Sánchez, en Galería 360, hace seis años (2018), cuando la protagonista fue la cantante y actriz argentina Solange Freyre, que vimos con admiración y respeto por el trabajo del equipo actuante.

Tras ver Mamma Mía, realizada en la sala Máximo Avilés Blonda del del Palacio de Bellas Artes, la sensación que queda en la piel es de plenitud, admiración del talento dominicano (con la excepción de dos fallos inexcusables que referimos más adelante) pero que no demeritan el balance preponderadamente positivo.

Lo actoral

Los protagonistas se integran con fuerza a sus personajes, transportando al público a recorrer la conocida historia que se desarrolla en la isla griega en torno a Donna y la indefinida paternidad de su hija, con motivo de su casamiento.

Denisse Quiñones (Donna) se adueña del escenario con magnífica presencia y una voz de embrujo. Su sonoridad es prístina y admirable. Sofía Reyes, un talento joven con amplia preparación académica, se hace con el centro de la atención y emplea voz, cuerpo y alma para dar más de lo que materialmente puede.

Luis José Germán (Bill) resulta graciosamente empático, sobre todo con su dominio de la gestualidad; José Guillermo (Sam) ocupa el preciso lugar de personaje masculino líder y Máximo Martínez (Harry) nos valida del impresionante papel en las veces que le hemos visto en escena. Una tríada actoral masculina que tiene en su elección, un acierto indudable de Mamma Mía.

Coreografía
El factor danzario es crucial para el éxito artístico de Mamma Mía alcanzando el nivel estético similar a cuanto hemos visto en Santo Domingo y Madrid, además de las versiones fílmicas de 2008 ( Phyllida Llord) y Mamma Mía, volvamos otra vez (2018, Ol Parker), solo con las diferencias de la cantidad de danzantes y espacios que permite una producción de cine respecto de la limitante de un escenario físico de un teatro.

Los recursos técnicos
La pieza se inscribe como uno de los desafíos de montajes más espectaculares y exigentes de la actividad teatral dominicana de los últimos años: la impecabilidad de una escenografía que ambienta apelando a la arquitectura de terracota blanco colonial, con un diseño funcional y que gestiona los diversos espacios interiores y exteriores moviendo masas escénicas gracias a una estructura robótica instalada con precisión y enorme aporte a la historia.

La banda musical, realizada en vivo desde la segunda planta, dirigida por Junior Basurto, se constituye en una plataforma que se siente, que enfatiza las acciones, que eleva el alma. Buena parte del positivo impacto de Mamma Mía se debe a ese talento musical.

Dos errores
Todo lo genera la Agenda Woke, término definido en 2017 por el diccionario Oxford como: «Estar consciente de temas sociales y políticos, en especial el racismo» y que en el cine ha generado situaciones polémicas y de alto costo de imagen y financiero (especialmente para Disney).

Este montaje se ve afectado en dos oportunidades por lo “Woke”: cuando introduce a Sky (un nombre, el que debe casarse más adelante son Sophy) con velo y corona de novia y cuando, en la habitación, presenta a las dos amigas de Donna, fumando marihuana.

Graves errores al hacer uso de un recurso que no lo manda el libreto original, con un público que incluyó niños. No entendemos cómo se les fue eso a los responsables del montaje.

Mamma Mía en versión de Llanos es una experiencia artística que marca y trasciende. Este trabajo equipara el país con aquellos con mercados de arte escénico de primer nivel.