Lisboa, (EFE).- La II Conferencia de los Océanos de la ONU cerró hoy en Lisboa tras cinco jornadas de debates con la aprobación unánime de una declaración no vinculante y una llamada a ser “más ambiciosos” para salvar los mares.

“Esta declaración es una señal del ánimo de las Naciones Unidas, pero queremos ser más ambiciosos”, aseguró el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, antes de clausurar oficialmente la cita, que el país luso organizó junto con Kenia.

El jefe de Estado portugués destacó que la palabra “que ha resonado” a lo largo de toda esta conferencia ha sido “acción”, y puso algunos ejemplos de promesas realizadas durante la cita, como en protección de la biodiversidad, seguridad marítima, acelerar el futuro tratado de alta de Marzo o la búsqueda de formas de financiación.

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La próxima Conferencia de los Océanos será en 2025, organizada por Francia y Costa Rica, cita que Rebelo de Sousa espera que sea “el fin de un ciclo de acción y el principio de otro ciclo, de una acción todavía más ambiciosa si cabe”.

El otro anfitrión, Kenia, consideró que la Conferencia fue una muestra de voluntad política.

“Los líderes han demostrado voluntad política para que los resultados de esta Conferencia sean una prioridad y se pongan en práctica”, dijo en la clausura el secretario del Gabinete de Medioambiente de Kenia, Keriako Tobiko.

Por parte de Naciones Unidas, el secretario adjunto de Asuntos Jurídicos, Miguel de Serpa Soares, señaló que “inesperadamente” este 2022 está probando ser un “superaño” para los océanos.

Recordó que, además de Lisboa, este año se acordó negociar un tratado contra la contaminación de plásticos y prohibir los subsidios a la pesca ilegal, y en agosto están previstas las negociaciones para el tratado de alta mar. “Parece haber una velocidad adquirida en la agenda internacional de los océanos”, aseguró.

La Conferencia concluyó con una declaración política cerrada antes de la cita que reconoce el “fracaso colectivo” para cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14, referente a los océanos, y no fija compromisos vinculantes. Aun así, los participantes pudieron registrar compromisos voluntarios en una plataforma habilitada por la Conferencia.

En total, se inscribieron alrededor de 2.000, de los cuales 674 son cuantificables financieramente, según explicó el ministro de Exteriores luso, João Gomes Cravinho, que cifró los compromisos financieros en unos 10.000 millones de euros (unos 10.415 millones de dólares).

“Lisboa representa un marco muy importante, en un proceso que continúa”, dijo el canciller luso en rueda de prensa tras el cierre de la Conferencia. Más de 7.000 participantes, 150 delegaciones, una veintena de jefes de Estado y de Gobierno acudieron a la II Conferencia de los Océanos, que comenzó el lunes en Lisboa.