Editorial

La covid sigue

La covid sigue

El Gobierno chino ordenó el confinamiento de los 17 millones de habitantes de la ciudad de Shenzhen, en la frontera con Hong Kong, donde se identificaron 66 casos de coronavirus, mientras 29 provincias enfrentan rebrote de la pandemia, ominosa señal que debería poner en alerta sanitaria a población y autoridades en República Dominicana.
Si se alega que el continente chino está en la antípoda geográfica debería recordarse que la covid-19 fue detectada el 12 de enero de 2020 en un mercado de Wuhan, ciudad ubicada en el centro de la República Popular de China, con una población de 11 millones de personas.

Unos dos meses después, la pandemia arribó a Santo Domingo en la anatomía de un turista italiano, lo que marcó el inicio del cierre de la economía, contagios, hospitalizaciones, fallecimientos, proceso de vacunación, medidas de constreñimiento que incluyeron toque de queda, cierre de negocios y suspensión de actividades.

Al cabo de dos años, la población dominicana literalmente decretó por propia cuenta el fin de la pandemia, aun cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que, aunque disminuido, el virus es aún una grave amenaza sanitaria.

Lo que el presidente Luis Abinader dispuso fue la revocación de la condición de obligatoriedad de algunas medidas de prevención ante la pandemia, cuyo cumplimiento quedaría en manos de la ciudadanía, como uso de mascarilla en lugares públicos, mantenimiento del distanciamiento y lavado frecuente de las manos.

La gente no solo extravió el propósito del edicto presidencial, sino que lo asumió como que tampoco hacía falta vacunarse o completar el programa de inoculación, con lo cual se eleva el riesgo de un rebrote, como el que hoy afronta China.

En República Dominicana no sería posible confinar en sus hogares a 10 millones de personas, ni tampoco solicitar a los residentes que no salgan de la ciudad a menos que sea absolutamente necesario como han dispuesto las autoridades chinas.

Aquí la mayoría de la ciudadanía rehúsa vacunarse, pese a que las autoridades disponen de millones de dosis de vacunas, sin contar las que se han vencido, por lo que no sería ocioso advertir que al igual que la primera vez, cuando arribó en el cuerpo de un italiano, cualquier variante de la covid-19 podría llegar al país y desatarse un brote pandémico cuyas consecuencias sanitarias y económicas todos lamentarían.

El Nacional

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