Opinión

La cúpula del PLD y la serpiente uróboros

La cúpula del PLD y la serpiente uróboros

Herbert Marcuse (1898-1979), prominente filósofo alemán-estadounidense y miembro distinguido de la Escuela de Frankfurt, en su mundialmente leída obra Eros y Civilización –1961-, dice: “Freud demostró efectivamente que la formación psicológica del individuo y el móvil de su comportamiento se basa en el hecho de que el principio de realidad triunfa sobre el principio de placer”, y los deseos, le agregaría yo.

Juan Bosch murió pensando, tal vez, que había marcado al PLD, definitivamente, con una certidumbre casi matemática de su responsabilidad histórica. Pero si él volviera de su eterno retiro, con toda seguridad se mostraría satisfecho con muchos de los logros obtenidos durante el noviciado de 20 años en el poder, pero también se enfurecería cuando descubra que después de su muerte aquellos compañeros que ocuparon su puesto adoptaron como vanguardia un recurso evasivo.

Y la evasión, cuando se hace crónica en los partidos políticos o en la sociedad, funciona no como un sellador adherente que los hace más fuertes sino como el “amor” que ofrece la mujer callejera, que no pasa de ser un amor de bisagra.

En el PLD hemos creado un antagonismo innecesario, y cuando eso ocurre el ser humano tiende, irremediablemente, a darle un segundo significado a los hechos, y la realidad, en sus términos más cotidianos, es desafiada o empañada con argumentos que en vez de provocar aliento y unidad de propósitos, lo que hacen es incrustar angustia y animadversión entre militantes o individuos que antes llevaron juntos hermosas jornadas de trabajo político en pos de un poder que aunque complejo y marañoso, destructor de lealtades y generador de toda clase de rencores y de infamias, pero con la ventaja que solo desde él es posible intentar mejorar las condiciones de vida material y social de millones de nuestros conciudadanos.

¿Por qué digo que los antagonismos innecesarios dan origen a un segundo significado de los acontecimientos? Pues, ¿en qué se basan algunos dirigentes del partido para decir públicamente que si uno de los seis u ocho compañeros que el presidente Medina estimuló a lanzarse en busca de la nominación presidencial del PLD, no sale nominado en octubre frente al compañero Leonel, eso significa que Medina quedará liquidado para siempre? ¿En qué se fundan los otros compañeros que dicen que si Leonel no gana la convención de octubre, su derrota significará que tendrá que irse al Serengueti para aprender a domar leones para luego ganarse la vida en el Zoo de Nueva York, cosa que la dicen para restarle méritos a uno de los dos o tres dirigentes mejor calificados que tiene el PLD?
¿Acaso creen esos compañeros que Medina en su exasperante enojo contra Leonel llegaría al extremo no solo de la incomunicación absoluta entre ambos, sino de preferir que seamos barridos del poder por la oposición? Si el compañero presidente Medina, ignorando el principio de realidad u olvidándose de que el poder respira porque sus feligreses le prestan sus pulmones cometiera semejante extravío, entonces nunca entendió al poeta Vicente Huidobro cuando sentenció: “Que el verso sea como el poder/ que abre mil puertas”.

Por otra parte, si el compañero Temo, Reynaldo, Gonzalo o Domínguez Brito venciera a Leonel y éste pretextando sentirse malhumorado por la infinitud de desplantes y de agravios infamantes dichos por decenas de compañeros que lo pensaron un muerto ya devorado por la queresa, dijera “conmigo no cuenten para una nueva victoria”, pues estaría escogiendo su ‘mortaja morada’ en su vida política.
Cualquiera puede cometer la pifia de irse tras lo falso, excepto un líder; cualquiera puede adherirse a un plan fantasmagórico, excepto un líder, y cualquiera puede convertirse en reo de una incerteza, pero no un líder. Pero, ¿por qué? Porque siempre o casi siempre las tareas de los líderes son ímprobas pero no por eso sus seguidores estamos dispuestos a considerar sus errores como fallitos triviales.

Si sucediera después del 6 de octubre, cuando nadie en el PLD ni fuera de éste tiene la menor duda de que Leonel ganará la candidatura presidencial, que los compañeros que le disputan la elección, el presidente Medina, quien que yo se sepa gobierna a nombre del PLD y la cúpula de nuestra organización que por razones circunstanciales adversa a Leonel, no cerrara fila detrás del candidato del partido, entonces nos pasará como a la serpiente uróboros, que cuando se molesta, muerde su propia cola. Como la cola es la que le permite agarrarse e impulsarse en busca de presas, en poco tiempo muere de hambre y desangrada.

El Nacional

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