Editorial

La docencia

La docencia

“No perder ni un minuto de clase” en las escuelas públicas debe constituirse en la consigna de todos los sectores relacionados con la docencia en lo que queda del actual calendario escolar. El tiempo debe aprovecharse al máximo para garantizar los mejores resultados.

El día que se perdió el lunes, cuando los estudiantes dejaron esperando a los profesores en las aulas, debe ser más que suficiente. Tras el asueto de la Semana Santa no había ninguna razón por la cual los padres no enviaran sus hijos a la escuela desde el primer día de la reanudación de la docencia.

Con el poco tiempo que queda para concluir el año lectivo, los profesores tienen que poner de su parte, buscando la manera de que la enseñanza no se interrumpa por actividades gremiales, políticas o por algún otro tipo de conflicto, por más insignificante que parezca.

No es un secreto que la campaña electoral gravita con mucha intensidad sobre el ambiente educativo. Y, de hecho, ya ha habido preocupantes denuncias de que en determinados distritos escolares se ha suspendido la docencia para los profesores participar en actividades proselitistas.

En todas las circunstancias la docencia debe asumirse como un compromiso con el desarrollo. Pero todavía más en épocas que, como la presente, se prestan a distracción, en desmedro de una enseñanza, por demás siempre en entredicho. No se trata de ninguna novedad.

Los candidatos y partidos políticos, que en los procesos electorales suelen ofertar villas y castillas, pueden contribuir con la estabilidad del clima educativo al evitar que se politicen los planteles y que por el candente proselitismo electoral la docencia se interrumpa.

Basta el compromiso de cumplir la ley que consigna un 4 por ciento del Presupuesto a Educación y otras ofertas que se han formulado desde los diferentes litorales con relación al problema de la enseñanza.

El Ministerio de Educación, que ha hecho un gran esfuerzo para cumplir las metas del sistema, tiene que mantenerse bien alerta para evitar que por cualquier simpleza, conflicto o por el calor de la campaña política se suspenda la docencia. Como ha ocurrido en otras ocasiones.

Es significativo que tras el ausentismo del primer día la normalidad retorna a los planteles con una asistencia masiva de estudiantes. Pero en este período en que abundan las consignas para incidir en el electorado, el lema de las escuelas debe ser “no perder ni un minuto más de clases” como contribución al desarrollo. Huelga resaltar el papel de la escuela en ese sentido.

El Nacional

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