Es que party también se traduce al lenguaje de Cervantes como fiesta, reunión o si quiere en buen dominicano como bonche, pero el party del té que se celebra en la actualidad en Estados Unidos tiene la connotación de un grupo que se reúne para un propósito especial, y en esta ocasión no es para celebrar sino para protestar.
En 1770 un nuevo gobierno inglés decide eliminar los impuestos establecidos por el gobierno anterior con excepción del impuesto al té. El impuesto debía ser pagado a la entrada en Boston. El movimiento del Boston Tea Party protesta la decisión del Imperio tirando al mar 342 cajas de té lo que significó un factor importante en el proceso de la independencia de las 13 colonias de lo que luego sería la creación de la República de los Estados Unidos.
Hoy con el nombre del Tea Party los ciudadanos estadounidenses expresan su desaprobación a las políticas económicas y sociales del presidente demócrata Barack Obama.
Sin duda que el Tea Party se ha convertido en una fuerza electoral amenazante para ambos partidos.
Por un lado, es amenazante para los republicanos, porque les recuerda los principios por los cuales supuestamente se definen y por la movilización electoral de los ciudadanos que parecería no ha podido lograr el Partido.
Por el lado del Partido Demócrata, también es una amenaza por la posibilidad de la pérdida en las próximas elecciones legislativas de la mayoría de los demócratas en el Congreso lo que impediría al presidente Barack Obama aprobar con facilidad las leyes de su agenda política, económica y social.
No es casual que el presidente Obama emprenda una campaña electoral con vistas a la contienda de noviembre en apoyo a los candidatos de su Partido.
En definitiva, se enfrentan dos valores: los que creen en la capacidad del individuo para lograr sus sueños y sus ambiciones personales frente a los del colectivismo que entienden que el Estado debe servir de propulsor y distribuidor de esos sueños y ambiciones.
Está por verse.