Semana

La gastrodiplomacia

La gastrodiplomacia

En el año 2002, el semanario británico “The Economist”, acuñó el vocablo “gastrodiplomacia” para describir la iniciativa que el Gobierno tailandés había impulsado ese mismo año, con el objetivo de seducir a los turistas a través de la rica y variada gastronomía tailandesa.

Es cada vez mayor el número de países que fomentan nuevas iniciativas gastronómicas fuera de sus fronteras para reforzar la imagen y la marca país, aumentar las exportaciones e impulsar las relaciones internacionales.

Sam Chapple-Sokol, un referente en la investigación de este fenómeno social, diferencia la diplomacia culinaria Estado a Estado, por ser bidireccional, tales como las cenas o almuerzos de Estado, de la gastrodiplomacia que está orientada desde el Estado hacía los ciudadanos.

Tailandia fue pionero en apostar por la gastrodiplomacia a través del ambicioso programa Global Thai, cuyo objetivo era aumentar de 5,500 hasta los 13,000, el número de restaurantes tailandeses repartidos por todo el mundo, como una forma de introducirse en otros países y de mejorar el entendimiento entre culturas.

La estrategia apostó por la concesión de ayudas de financiación para la apertura de restaurantes en el extranjero, basadas en líneas de crédito a muy bajo interés para las exportaciones de productos tailandeses que posteriormente, serían consumidos por los clientes en estos restaurantes. También se facilitó la contratación de chefs tailandeses bien formados y además se creó un “Certificado de calidad” para los restaurantes que cumplieran con unos excelentes estándares de calidad. Es decir, se puso en marcha una acción muy sutil de persuasión para impulsar el poder de un país a través de su gastronomía y su cultura. Lo que se conoce en el lenguaje de las relaciones internacionales como el “poder blando”.

Muchos diplomáticos en EE. UU. afirman que la mayoría de las veces, son estos restaurantes de cocinas foráneas el único contacto que tienen los ciudadanos con otras culturas. Al éxito de Tailandia se han ido sumando otros muchos países, la mayoría de ellos en el sureste asiático, como Corea del Sur, Malasia, Taiwán y otros en Latinoamérica como Perú o Ecuador.

El país andino, ha sido uno de los que apostó decididamente por la gastrodiplomacia y que ya ha conseguido situar su cocina entre las mejores del mundo. En este país ha sido muy relevante el éxito de su política exterior a través del “poder blando”. Un país con una imagen muy deteriorada hace unos años en el exterior por las guerrillas y la inseguridad, ha visto mejorar su imagen, en parte gracias al fenómeno de la gastrodiplomacia. En una conferencia ofrecida en Madrid por Guillermo González Arica, embajador del Perú en Honduras (2013-2016), este afirmaba que; “la gastrodiplomacia debe ser un nexo entre la gastronomía, la cultura y las relaciones”.

El Perú, según narra González Arica, consiguió ir más allá en Honduras, el propio chef de la Embajada tuvo rango de agregado culinario, tenía un programa de radio e impartió capacitación a 1,500 hondureños, a quienes les mostró elaboraciones como el cebiche peruano fusionado con ingredientes hondureños. En otras palabras, una política exterior de bajo coste y con muy buenos resultados. Perú fue elegido en 2017 como mejor destino culinario del mundo por sexto año consecutivo.

El exitoso Global Thai ha servido para animar a otros países en Asia a mejorar su reputación en el extranjero a través de la gastronomía. Pongamos como ejemplo Corea del Sur, que en 2009 puso en marcha la campaña “Cocina coreana por el mundo”, con el objetivo de aumentar también el número de restaurantes surcoreanos en el extranjero y dar a conocer su cocina Hansik, cocina tradicional coreana, cuya técnica de fermentación consigue que muchos platos puedan ser consumidos durante periodos prolongados. La cocina coreana es tan rica en sabores como en nutrientes.

Como novedad, los surcoreanos pusieron en marcha un programa de clases en las mejores escuelas de cocina del mundo, becas para estudiantes de cocina surcoreana e incluso la creación del Instituto Mundial de Kimchi (Seúl), para la investigación, el desarrollo y la innovación de este plato típico coreano, considerado como uno de los cinco platos más sanos del mundo y reconocido como patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad por la Unesco.

Otra original iniciativa, fue la puesta en funcionamiento de un camión de comida dirigido por jóvenes surcoreanos quienes han recorrido más de 15 países, dando a conocer los platos del país. Taiwán, Malasia, Japón y China, son otros de los países de la región que están apostando por la gastrodiplomacia para dar a conocer su cocina al mundo, incrementando los restaurantes en el extranjero y mejorando su imagen exterior.

En el caso de Taiwán, organizando festivales gastronómicos en las principales capitales y aeropuertos del mundo. Por su parte, Japón ha impulsado también la apertura de restaurantes en el mundo, ha introducido el sushi a nivel mundial y ha enviado cocineros japoneses a enseñar estas técnicas en ciudades como Los Ángeles, Nueva York, París y Londres; en esta última ciudad ha abierto una escuela de cocina japonesa.

Otros muchos países, especialmente en Latinoamérica, como por ejemplo República Dominicana, tienen un gran potencial para aprovechar a la población expatriada e incluso sus propias embajadas en el extranjero, y emprender acciones enfocadas en la gastrodiplomacia.

Se ha demostrado que es una eficaz estrategia de política exterior, principalmente para los países con pocos recursos y que el apoyo de los Gobiernos favorece y dinamiza el sector privado.
El autor es profesor de Turismo.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación