El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez y los obispos de la diócesis de Higüey y Santiago clamaron ayer, en sus homilías con motivo de la celebración del Día de La Altagracia, contra la corrupción, la violencia y la delincuencia, añejos flagelos que una agobiada sociedad dominicana exige también que el Gobierno afronte sin pausa ni tregua.
López Rodríguez ha invocado a la Virgen María para que ayude a frenar lo que define como oleada salvaje y despiadada de crímenes y violencia; el obispo Ramón Benito de la Rosa y Carpio denunció que la criminalidad es propiciada por la corrupción, en tanto que Gregorio Nicanor Peña, nuncio de La Altagracia, llamó la atención por el auge de la violencia intrafamiliar.
El presidente Danilo Medina, quien asistió a la misa concelebrada en la Basílica de Higüey, anunció que en los próximos días el Gobierno iniciará un plan de combate a la violencia que incluiría también la violencia intrafamiliar, lo que se interpreta como rápida respuesta oficial a la preocupación externada por el Cardenal y los obispos de Santiago y La Altagracia.
Tiene razón monseñor De la Rosa y Carpio al señalar que la delincuencia es como un ejército que hay que enfrentar como si fuera una guerra porque ese mal ataca con fuerza por todos los frentes y que la situación de inseguridad que padece la ciudadanía es causada también por inescrupulosos que se venden por dinero.
Es menester resaltar la reflexión invocada ayer por el sacerdote Manuel Bodenlle, de la parroquia San Pablo, antigua Cárcel de la 40, quien pidió perdón al país porque dijo que pertenece a un clero que no siempre cumple con su misión, habla cuando no debe, calla cuando debe hablar y luce muy apegado al dinero.
Puede decirse que ayer, la Iglesia pudo auscultar el corazón de una sociedad lacerada por una espiral de violencia y criminalidad que parece incontrolable y en ascenso, por lo que los mensajes de los obispos durante la celebración del Día de La Altagracia, han sido oportunos porque reflejan una cruenta realidad.
El presidente Medina ha podido reflexionar también sobre tan agobiante tema al expresar que la gente está agobiada por los problemas personales, hogares que se fraccionan, niños que están sin referentes que los conduzcan en la vida, situación que relaciona con la desigualdad social, que proclama hay que eliminar para construir una sociedad más justa.
Corrupción, delincuencia, violencia intrafamiliar son flagelos incompatibles con el anhelado estado de derecho, por lo que las autoridades están compelidas a escuchar el clamor de la Iglesia para que se enfrenten esos males por vía de la aplicación de la ley y la promoción de justicia social. Antes de que aquí se reedite el pasaje bíblico de Sodoma y Gomorra.

