No hay duda de la importancia del padre, los abuelos, los tíos o los hermanos dentro del núcleo familiar, pero hay que resaltar el papel fundamental de las madres en el desarrollo emocional de los hijos, sobre todo, en sus primeros años.
Con la madre se establece el primer vínculo, la primera relación que a lo largo de la vida se seguirá reproduciendo con todas las personas y es en ese sentido que la terapeuta familiar Ana Herrero, afirma que la relación madre-hijo de algún modo “es la base sobre la cual se organiza la relación con los demás”.
«En los primeros meses de vida del bebé se construye la confianza en que mamá va a estar ahí cuando lo necesite, esta confianza se va a interiorizar y eso va a formar parte de su autoconfianza y seguridad futura», explica Herrero.
“Dentro de la realidad familiar, la mujer tiene un rol determinado y el hombre otro distinto; ambos son complementarios dado que uno necesita del otro para ser realmente sí mismo y poder cumplir una de las funciones básicas de la pareja, como es la maternidad-paternidad y la educación de los hijos”, agregó.
El núcleo básico
La psicóloga afirma que la familia constituye el núcleo básico de la sociedad, y representa el tipo de comunidad perfecta. Se basa en fuertes lazos de amor y cuidado, apoyados en valores y principios.
“La familia es exclusiva, única, implica una permanente entrega entre todos sus miembros sin perder la propia identidad”.
«Pero en el centro nos encontramos a la madre. Ella es la que da el sentido de familia, nos enseña el amor, el cuidado, la ternura y nos hace aprender a ser miembros importantes del sistema», manifestó. Herrero resalta el rol de las madres en estos momentos en que se ha superado un año difícil y extraño, pero que han mantenido a la familia fuerte y unida.