Por más que se quiera negar, en este país existe en la actualidad una profunda carencia de formación política y estratégica en la manera de hacer oposición política.
Se pueden contar con los dedos de una mano, y sobrarían más de la mitad, los líderes o dirigentes de las principales fuerzas políticas dominicanas, fundamentalmente de oposición, que verdaderamente muestren un pensamiento político articulado conceptualmente hablando.
Los que se conocen e interactúan en la escena política criolla en la actual coyuntura, dígase, Partido de la Liberación Dominicana (P LD), Fuerza del Pueblo (FP), Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y el Partido Reformista Social Cristiano(PRSC); manejan un discurso monotemático, difuso, insustancial, poco atractivo y carente de formación y muy tradicional.
Permanecen e interactúan en el medio político y social dando la impresión colectiva de interesarle más el figureo, que el planteamiento; el insulto, que la propuesta; el beneficio personal, más que el estudio del Estado y su realidad. Eso es una pena.
En lo que se está es en la descalificación, el oportunismo partidario, en la intriga política y en un incomprensible e irracional deseo de ascender sin hacer su fila. No hay fascinación por el debate, la confrontación de las ideas en busca de identificar y unificar criterios en torno a un plan de desarrollo ajustado a estos tiempos.
Sus actores se están quedando en la medianía, en lo superficial, en lo superfluo e intrascendente. Para sino lo sabían, es lacerante decirlo, aquí la oposición política la traza la Sociedad Civil y las redes sociales.
A esos actores se les advierte más articulación teórica en el discurso político, creatividad en sus actividades ciudadanas y un mayor nivel de conciencia sobre lo que es su papel en una sociedad democrática. Eso debe preocupar al sistema de partido.
De continuar la oposición por ese sendero de ¨galloloquismo¨ a nadie le quepa la menor duda de que la permanencia en el poder del PRM no será hasta el 2024, sino por los siglos de los siglos.