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La reforma fiscal

La reforma fiscal

Ernesto Guerrero

La propuesta de reforma fiscal, que contempla la reducción o eliminación de exenciones fiscales y un aumento en la fiscalidad de ciertos productos para las clases alta y media, ha generado un amplio debate entre economistas, políticos y ciudadanos.

El presidente Abinader afirmó que «nadie quisiera hacer una reforma, pero nos ha tocado hacerla», considerándola «una labor responsable y patriótica». Sin embargo, es fundamental subrayar que esta iniciativa nunca debería ser «regresiva, agresiva ni abusiva».

Si bien existen peligros inherentes a la reforma, también hay beneficios destacados que podrían contribuir al desarrollo científico y social del país.

Para que la reforma sea más aceptable para la población, debe ir acompañada de un enfoque en la transparencia y la reducción del gasto público. Es esencial que los recursos generados se gestionen de manera transparente para combatir el mal uso del dinero público.

Beneficios:

1. Aumento de Ingresos Públicos: La reducción de exenciones fiscales podría financiar áreas esenciales como educación, salud e infraestructura.

  1. Redistribución de la Riqueza: Aumentar la carga fiscal sobre las clases privilegiadas ayudará a cerrar la brecha de desigualdad y fomentará la cohesión social. ¿Quién necesita un yate cuando puede acceder a servicios públicos decentes? 3. Mejora de la Calificación Crediticia: Una reforma bien implementada podría atraer inversión extranjera, vital para fortalecer la economía.
  2. Fomento del Crecimiento Sostenible: Reinvertir los ingresos fiscales en proyectos de sostenibilidad y desarrollo comunitario podría avanzar al país hacia un modelo económico más resiliente, alineado con las tendencias mundiales.
    Inconvenientes: 1. Impacto en el Consumo: Aumentos fiscales pueden reducir el poder adquisitivo, afectando el consumo y el crecimiento económico. 2. Descontento Social: Las reformas pueden generar resistencia y protestas si no se perciben como justas.
  3. Posible Fuga de Capitales: Una mayor carga impositiva podría llevar a algunos inversores a buscar entornos más favorables. La reforma debería actuar como un «detergente mágico» que limpia todo lo malo del sistema. Aunque, en las vistas públicas del Congreso se distingue «el elefante que se pasea por la sala»: para que todo esto funcione, hay que ponerle un bozal al gasto estatal y a la nómina. Es hora de acabar con el despilfarro y adoptar la austeridad. ¡No más galletitas para los corruptos! Y a la población recordar que es hora de ajustarse los cinturones, que llegan las necesarias reformas.