Opinión Articulistas

La salud de un baile

La salud de un baile

 No voy a escribir de Melissa, que como tormenta nos mantiene en jaque ha­ce siete días, y que amenaza con seguir­nos afectando como ciclón. Las tragedias que nos deja son fruto de la imprevisión; tampoco perderé mi tiempo en las acu­saciones de Trump a Petro, no sirve tam­bién opinar de su próxima reunión con Xi, este, al igual que Putin saben mane­jar su loco.

Quiero referirme a un baile que aprecié y grabé, en el encuentro de viejos del pasado fin de semana. La promoción de médicos de la UASD, 1983, cumplía 42 años. Él, nuestro compañero, en sus 68 bien cuida­dos, alto, moreno, fuerte, y de trato alegre, es de los compañeros que no tienen tasa de rechazo, siempre dispuesto a servir, incluidos sus ser­vicios como gastroenterólogo; ella, casi de su estatura, unos años menos, bien formada, sa­be lucir su belleza y la corona con una sonrisa expontanéa.

Estábamos en la discoteca del ho­tel, pequeña, con mucha luz y la música se es­cuchaba bien, y pusieron “Como es trigueña tu piel” con Fernando Echavarría. Estaban sentados en la barra y ambos se pusieron de pie al unísono, y bailaron con una ca­dencia excelente identificados con la mú­sica, estaban tan sincronizados que pasado medio minuto de la canción empecé a gra­barlos y lo hice hasta que la canción termi­nó con 2:52 minutos.

Una pendejá de vie­jo, pero los que allí estaban, y no lo sabían, nunca se dieron cuenta, en ningún paso de su baile, que ella tiene una condición neu­rológica, aún desconocida, que le afecta la marcha. Al día siguiente los vi caminando en la playa, él llevándola de la mano con mucho amor mientras el agua les mojaba los pies.