Por: Ernesto Guerrero
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Los resultados del dialogo bilateral con Haití pueden tomar cualquiera de dos vertientes. Una primera es: que el gobierno emita una ley favoreciendo a todos los desnacionalizados y la segunda es: doblegar la voluntad de Martelly para que acepte todos los términos propuestos en la sentencia del TC.
Con la primera decisión tenemos allanado el camino para que Haití, las organizaciones de los derechos humanos nacionales e internacionales ofrezcan su apoyo y colaboración en la aplicación de todos las otras medidas de regularización propuestas, aun por extremas que sean.
De tomar la segunda opción, es probable que Martelly vinculado ya, en actos de corrupción junto a políticos dominicanos, acepte el chantaje, para dejar la apariencia de que los dos pueblos están de acuerdo con la aplicación de la sentencia, sin embargo, Venezuela es un actor que difícilmente el gobierno dominicano quiera contradecir, Caricom amenaza con aumentar su beligerancia, la ONU está en contra de la desnacionalización, y la Comisión de Derechos Humanos de la OEA ya ha dado un primer informe.
El presidente Medina ha dado señales de cual es la solución que desea, el Nuncio, las bases de la Iglesia católica, los evangélicos, líderes de la oposición y amplios sectores de la población letrada apoyarían la primera salida.
Vincho no tiene votos, el Cardenal pronto se va, Leonel, en sus declaraciones se ha cuidado de dejar un pequeño espacio por donde se puede colar esta medida, el sector económico y empresarial, preocupado mas por la mano de obra barata no participará en el debate,solo nos queda la gran masa de dominicanos condicionadas por el racismo y la xenoplobia, que verían enfrentadas por un Presidente que goza de altos niveles de popularidad.

