Editorial

La UASD

La UASD

La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), que ayer celebró su 473 aniversario con la entrega de 1773 nuevos profesionales, tiene muy bien definido el papel que debe jugar en esta etapa de una historia matizada por sus valiosos aportes académicos y sociales.

Resulta prolijo enumerar cada uno de los procesos que ha sacado a la UASD de su ambiente académico para defender el patrimonio y la soberanía de la nación o simplemente conquistas tan fundamentales para la población como los derechos humanos y las libertades públicas. Porque como centro de enseñanza es también un faro de conciencia.

Sin dejar de ser pública, abierta, plural, democrática, popular y solidaria, la legendaria UASD quiere convertirse en el gran laboratorio que necesita República Dominicana para impulsar su desarrollo. Y con ese propósito ha elaborado un plan estratégico que tiene la ética y transparencia como uno de sus puntos básicos.

Planificar el crecimiento y el desarrollo de sus programas en función de sus posibilidades financieras, fortalecer la investigación y contratar el mayor número de profesores con doctorados son algunos de los objetivos que se han planteado las autoridades para que la añeja casa de estudios pueda suplir las necesidades de profesionales que la sociedad demanda.

Pero esos objetivos en modo alguno podrán alcanzarse sin la habilitación de nuevas aulas en la sede central y en los recintos, centros y extensiones, así como sin la construcción y equipamiento de laboratorios y de muchas otras facilidades entre las que se incluye mejorar las condiciones de trabajo de profesores y empleados.

Por convicción, antes que para despejar sospechas, las actuales autoridades han sometido la casa de estudios a un saludable proceso de saneamiento, a fin de optimizar los recursos. Como parte de ese ejercicio de transparencia puede saberse en qué se gasta cada centavo.

Aunque la ley 139-01 consigna un 5% del Presupuesto, sin recursos a la UASD, con todo y lo mucho que ha mejorado a partir de la gestión del doctor Franklin García Fermín, se le hará muy difícil alcanzar las metas que se ha planteado a favor del desarrollo de la nación.

Podrá ser muy cierto que en la academia se han hecho inversiones de mucha importancia, como la construcción de centros regionales, pero sin recursos para costear su operación ni siquiera esas obras cumplen a cabalidad su cometido.

El Nacional

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