Se trata de apreciaciones de la realidad alteradas por emociones y sentimientos, lo que hace que la percepción de un hecho resulte poco objetiva. “En el mundo solo existe un niño bello y cada madre lo tiene”.
El sufijo «timia» hace alusión a los estados de ánimo, pues en la antigüedad se pensó que la melancolía o la euforia procedían de un órgano llamado timo.
El timo es una estructura que se encuentra adosada al esternón (centro del tórax) que produce los timocitos ( primos hermanos de los glóbulos blancos), y que a corta edad termina atrofiándose. Volviendo a la distorsión catatímica, pongamos por ejemplo: para evitar ese proceso, un médico no debe tratar a su propia familia.
Un cirujano decide practicarle una cesárea a su esposa y recibir a su primogénito.
En ese caso las emociones y sentimientos pueden, ante la presencia de una grave complicación, alterar el juicio clínico y la objetividad con la que se debe actuar.
Durante muchos años presidí el agrupamiento Olimpiadas Especiales y viví junto a madres de niños con retardo mental innúmeras experiencias.
Les cuento: en el marco de una competencia deportiva, una de ellas me dijo con lágrimas en los ojos: “Doctor, José no es inteligente, sino brillante”.
Su prole acababa de ganar una medalla en la carrera de 100 metros planos. En las apreciaciones que solemos hacer de los demás, ocurren distorsiones que mueven sentimientos inconscientes.
Veamos: “esa muchachita es una joya, es bella, pero es una chapeadora…”. “Josecito es un gran ser humano, procede de una familia íntegra, pero anda metido en drogas”.
En las afirmaciones anteriores coexisten dos juicios de valor sobre un ser humano, que establecen que a pesar de las virtudes reconocidas, el aludido(a) tiene limitaciones…
El gran dilema de la convivencia social y de la aceptación o no de determinadas conductas, es la objetividad.
Esta virtud es clave en un juez, en un psicólogo, en un educador, en un jurado de un concurso de belleza etc.
Lo cierto es que juzgamos a partir de nuestra escala de valores. Observe: Los que somos puntuales tendemos a rechazar al que no lo es. Las personas mentirosas (mitómanas) nos producen una especial desconfianza.
Los miembros de sectas religiosas fundamentalistas son muy cerrados en aceptar las diversidades, pongamos por ejemplo la respetable– (para mí como trabajador abierto y liberal con todas las conductas)— comunidad LGTB (lesbianas, gay, transexuales y bisexuales) provocan repulsión en determinados sectores.
En dos campos, el deporte y la política, la distorsión catatimica es frecuente y llamativa:“ voa alaguila” es una expresión de un fanático de las Aguilas Cibaeñas.
Me refiero a un ser humano que desde niño ha sido un ferviente militante del equipo que representa a su natal Santiago de los Caballeros en nuestro torneo invernal de base ball.