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Las ilusiones

Las ilusiones

Ironía de la vida, en la mujer y en la patria es donde más descansan nuestras ilusiones para mirar a lo lejos sin necesidad de empinarse, siempre como salvadoras

AMABLE MEJÍA

amablemejía1@hotmail.com

Se pierden las ilusiones? Podría llegarse a pensar que sí, pues, posiblemente que no, que maduran y lo que madura está más cerca de volver a su origen, que seguir adelante.

Es que después de haber vivido más de lo que se piensa vivir, termina uno dándose cuenta que los años vividos se tiende a pensar más el pasado remoto que los recientes y, de hacerse, es decir, ponderarlos, se tiende al derrotismo con el encuentro con el origen y de esa manera de pensar y actuar no hay manera de ponerse de acuerdo con las ilusiones que ya no están a flor de agua del pozo, sino que pondrían estar en el fondo. 

Es posible que, en una etapa de nuestras vidas, las ilusiones son más de la cuenta, nunca en la suficiente cantidad con las que podamos cargar, a la manera como la ilusiones se dejan cargar, y no necesariamente como se hace con un recién nacido.

¿Las ilusiones son como las condiciones sociales o psicológicas que las crean? Sin son hijas de nuestras circunstancias justo es que tenga el mismo desarrollo que donde se crean. Para jugar al honesto, no lo creo.

Si me pongo a pensar en las mías, que son de las que puedo hablar sin andar tanteando (cosa de la que no estoy tan seguro), contarlas, por ejemplo, para pasarles facturas y liquidarlas en donde surgieron y no dieron pie con bola, ¡Contrale! No llego ni a tres cuando mi cabeza reclama que caben en un cementerio marino, ¿sería por la edad o las enfermedades que son especialistas en cazar ilusiones, aunque no hayan nacido y permanezca el reino de las sombras de los sueños? Por supuesto que no sé qué decir y menos qué escribir.

No hay personaje más cobarde que el que dizque escribe (no todos) para enfrentarse en duelo, aunque sea con cuchillito de palo,  con sus ilusiones que se niegan a partir al olvido.

No iba a hablar que el reino de las ilusiones son los proyectos personales y los fines de año, que cuentan… ay, misas de cuerpo presente, una más que otra, de la forma de vida y de “oportunidades” de la que tanto alude el “fracasado” y eso no cuenta que todavía les queda engancharse a político partidarista o enamorarse “locamente” y repetir como el coro de una buena salsa (música popular), donde el coro bien hecho cuadre siempre a la narrativa de base, en torno a una mujer que lo salvó o lo condenó. Ironía de la vida, en la mujer y en la patria es donde más descansan las ilusiones para mirar a los lejos sin necesidad de empinarse, siempre como salvadoras.

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Como estamos en comienzo de año, las ilusiones están recién nacidas y si comenzaron en el año anterior, en este se quiere que maduren y los frutos no caigan de la mata, sino que la aparemos como buen fanático de beisbol, en caso de que se fuere.

Como las ilusiones mías siempre están rezagadas, aunque me proponga que no lo estén. Ellas saben más que yo, nunca se dejan ilusionar sino con la partida, nunca con la llegada.

Recurso que no le puedo aconsejar a todo el mundo, por más de una razón, que no escribiré aquí, sino que lo dejo a la libre interpretación como si fuera una ecuación simple, que deben de existir, pues si existe una de segundo grado, es porque existe una de primer grado.

Siempre las fórmulas de orden simbólicos son buenas para el que no sabe nada de matemáticas, y aunque supiera de seguro que se respetaría para evitar aludir ejemplo alguno en esa materia, fría para el que no sabe y caliente para el que entiende de ellas en cualquier escenario.

Todo es remolino, asociaciones y atribuciones de esta escritura, solo es para resaltar, si las ilusiones son necesarias para avanzar como buey al matadero, también las son para el que se come el buey por necesidad, aunque sea vegetariano. 

El autor es escritor.