Opinión Articulistas

Legado de Abinader

Legado de Abinader

José Antonio Aybar

Salvaguardar la frontera entre la República Dominicana y Haití no es solo un tema de soberanía territorial, es, en palabras del presidente Luis Abinader, una prioridad nacional que forma parte de un esfuerzo mayor por preservar la estabilidad regional.

A través de múltiples escenarios internacionales el mandatario dominicano ha asumido un papel que rebasa lo doméstico.

El primer mandatario de la nación dominicana se ha convertido en un vocero firme, y a menudo solitario,  de una verdad incómoda para el Caribe y el continente.

Puedes leer: La líneade Abinader

Abinader no ha dudado en alertar al mundo sobre la bomba de tiempo que representa Haití.

Mientras algunos gobiernos evitan pronunciarse abiertamente sobre la crisis, el presidente dominicano ha enfrentado con claridad un problema a punto de desbordar las fronteras haitianas.

En esta cruzada el presidente Abinader  se ha convertido en un moderno Quijote que lucha contra  molinos de viento.

 Se ha visto obligado a recordar a la comunidad internacional que el caos institucional, la inseguridad crónica y el colapso de los servicios básicos en Haití no son problemas aislados y tarde o temprano sus efectos repercutirán de forma directa, no solo en la seguridad de República Dominicana, sino de toda el el área del Caribe.

Esta postura ha traído consigo tanto elogios como críticas. Sin embargo, no se puede negar que el presidente ha impuesto en la agenda internacional una discusión que muchos preferían evitar.

La construcción de un muro fronterizo, el control migratorio más estricto y la reiterada solicitud de una intervención internacional en Haití no deben verse como gestos unilaterales de defensa, sino como parte de una política preventiva ante una crisis multidimensional.

La desestabilización de Haití representa un riesgo para toda la región, por ello, cuando Luis Abinader advierte del peligro inminente lo hace no solo en nombre de la República Dominicana, sino como portavoz de una preocupación regional que muchos aún se resisten a aceptar.

La historia juzgará si la comunidad internacional respondió a tiempo. Pero si hay algo claro desde ya, es que el presidente Abinader ha colocado la frontera, y con ella, la seguridad regional, en el centro del tablero geopolítico caribeño.