Los Juegos Olímpicos de Río, pasaran a la historia como los de mayor protagonismo LGTB. Cincuenta atletas abiertamente gais y lesbianas desfilaron y compitieron por medallas. Diferente a los juegos de invierno celebrados en Sochi en el 2015, conocidos también como los “juegos de la homofobia” debido a las restricciones a la visibilidad LGTB impuestas por la legislación homofobia rusa, antes, durante y después de los juegos.
En los futuros contratos las ciudades elegidas para sede de los Juegos Olímpicos, están obligadas a firmar con El Comité Olímpico Internacional, una carta olímpica, que incluye una cláusula antidiscriminatoria, que por primera vez de manera expresa incluye la no discriminación basada en la orientación sexual.
Otra medida transcendental es que los deportistas «trans» podrán participar en los Juegos Olímpicos sin necesidad de someterse a ninguna operación.
En los casos en los que se trate de una “transición de mujer a hombre, serán elegibles para competir en la categoría masculina sin restricciones” y cuando sea “de hombre a mujer” lo serán con algunas “condiciones” tales como el nivel de testosterona en el organismo.
Una de las polémicas más destacadas en relación a la cuestión de género y el deporte olímpico tuvo lugar en 2010, cuando la atleta Caster Semenya volvía a la competición después de que la Asociación de Federaciones Internacionales de Atletismo (IAAF) pusiera fin a la investigación sobre su supuesta intersexualidad. La sudafricana retornó con una victoria en los Olímpicos de Berlín.
-De la homofobia al matrimonio- uno de los momentos más emotivos en estos juegos, ocurrió cuando la pareja de la jugadora de rugby brasileña Isadora Cerullo le pidió matrimonio después de la ceremonia de entrega de medallas. Marjorie Enya se decidió a dar el paso, según sus propias palabras, en cuanto supo que Cerullo estaría presente en el acto. “Quería mostrar a la gente que el amor gana”.
Helen y Kate Richardson-Walsh, del equipo británico de hockey son el primer matrimonio del mismo sexo que participa en unas Olimpiadas mucho más abiertas a la diversidad que todas las anteriores.