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Libros y lecturas

Libros y lecturas

Manuel Salvador Gautier, Rafael Peralta Romero, Angela Hernández, Emilia Pereyra y Ofelia Berrido.

Doy Gautier, se fue en paz


Con el fallecimiento del arquitecto y escritor, Premio Nacional de Literatura 2018, Manuel Salvador Gautier, ayer tarde por causas naturales a los 90 años, quien ha partido, independientemente de sus logros profesionales, incluso más allá de haber sido el más importante escritor tardío de la República Dominicana, quien se ha ido es un hombre bueno.

Despojado de todo sentido competitivo o conflictivo, Doy Gautier era un conversador suave y encantadoramente penetrante. Era miembro de un colectivo de novelistas llamado Grupo Mester de Narradores, y que integraba junto a Ángela Hernández, Emilia Pereyra, Rafael Peralta Romero, Ofelia Berrido y Miguel Solano, a quienes consideraba su familia literaria. Hoy día, ese grupo está dolido y en silencio.
Doy Gautier, como era llamado por sus seres más próximos, partió como vivió, en paz.

Tras haber hecho una carrera que lo llevó a ser reconocido por el Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores como uno de los 30 miembros más meritorios de su historia, Doy Gautier, luego de su trayectoria como diseñador de primer nivel y profesor de arquitectura en la UASD, desarrolló, escribiendo primero a mano en mascotas, su carrera de escritor que lo llevó igualmente a consagrarse con el Premio Nacional de Literatura 2018.

El siguiente es el el testimonio de la poeta Jeannette Miller, Premio Nacional de Literatura 2011, escrito esta madrugada:

“Era muy pequeña cuando veía a Doy Gautier visitar a los Acevedo Gautier que vivían en la esquina de mi casa. Recuerdo que mi abuela y su amiga María Estela decían que era arquitecto y muy inteligente. Me impresionaban dos cosas: su estatura imponente y la sonrisa dulce que ofrecía a todos.

Más tarde lo traté cuando participaba en las actividades culturales de los años 70. Era un hombre culto que apoyó a artistas plásticos emergentes como Paul Giudicelli, Domingo Liz, Eligio Pichardo, Ada Balcácer… con cuyas obras formó una excelente colección que atesoraba en su casa de la José Contreras. En ese tiempo Doy era considerado como uno de los mejores arquitectos dominicanos.

Profesor universitario, recuerdo las conversaciones que sostenía con Rafael Calventi donde el nombre del gran arquitecto Nervi se repetía, mientras Calventi hacía un recuento del tiempo que él pasó en Roma.

Ya había entrado el siglo XXI, cuando aparecieron las novelas de Doi. Al oír de ellas pensé que era un hobby del reconocido arquitecto, pero al leerlas me encontré ante un impecable escritor que había estado escondido debajo de diseños y soluciones de espacio.

Podemos afirmar que en sus últimos años Doy solo fue escritor y así lo confirman los numerosos tomos de narrativa que publicó y el Premio Nacional de literatura que le otorgaron.