En el imaginario del santiaguero amante del béisbol, Winston “Chilote” Llenas representa un símbolo moral de las Águilas Cibaeñas y del béisbol dominicano.
Mi padre, Pedro Thomas Castillo (EPD), aguilucho apasionado, condicionaba nuestras visitas al estadio a un solo requisito: que Chilote estuviera en la alineación.
Solía decir: “Cuando juega Chilote, hay béisbol, hay carreras, y las Águilas ganan”. Y no se equivocaba.
Las estadísticas respaldan su intuición. Llenas fue el primer dominicano en alcanzar los 50 cuadrangulares, muchos de los cuales aún parecen estar en el aire.
Figura histórica que está entre los líderes jonroneros, dobles y carreras impulsadas, su impacto trascendió los números. Compartió el terreno con leyendas como Roberto Peña, Franklyn Taveras y Julián Javier, este último dos veces ganador del Guante de Oro en las Grandes Ligas.
Capitán indiscutible de las Águilas, fue cinco veces reconocido como el mejor jugador del béisbol profesional dominicano, gracias a su talento, inteligencia y disciplina.
En una era de estrellas como Rico Carty y César Cedeño, era admirado por su capacidad de “hacer toser la bola”.
Como jugador, lideró a las Águilas en seis campeonatos nacionales. Luego, como dirigente, gerente general y presidente, su legado se consolidó. De las 22 coronas que ostenta el equipo, 21 están directamente relacionadas con su gestión.
No participó en la de 1952 por razones de edad, pero desde entonces ha sido parte esencial de cada triunfo.
Su rol como scout de los Indios de Cleveland permitió firmar a más de quince peloteros que alcanzaron las Grandes Ligas, entre ellos Bartolo Colón, oriundo de Altamira y considerado uno de los tres mejores lanzadores dominicanos de todos los tiempos.
Hoy, con 80 años, sigue activo como vicepresidente de la Liga Dominicana de Béisbol Profesional (LIDOM), donde se distingue por su liderazgo prudente, integridad y compromiso cívico. Con más de 60 años de matrimonio y una familia ejemplar, su vida personal refleja los mismos valores que en el terreno de juego.
En Santiago y las catorce provincias del Cibao, su imagen evoca la escena clásica: bases llenas, dos outs y el bateador más temido.
Nadie se sentaba cuando Chilote iba al plato. Como decía la dama del acordeón: “Chilote no corre mucho, pero pone a la bola a correr por él. !Que batazo, todavía la están buscando!.
Como jugador, condujo a las Águilas a seis campeonatos nacionales. Luego, como dirigente, gerente y presidente, su legado se consolidó: de las 22 coronas del equipo, 21 están vinculadas directamente a su gestión. Su liderazgo trascendió el retiro.
En momentos críticos, asumió la presidencia y devolvió al equipo su carácter competitivo, guiándolo a nuevas victorias. También fue mentor de talentos como Miguel Diloné y Luis Polonia.
Es el único en la historia del béisbol mundial con ocho títulos consecutivos como gerente o presidente y 21 campeonatos en más de 60 años de servicio.
Una trayectoria sin precedentes que lo convierte en candidato natural para los récords Guinness.
Nunca antes visto en la historia del béisbol mundial: llegar a los 80 años con un derroche de talento, trabajo, inteligencia, capacidad de liderazgo y el don de conducir a su equipo a grandes victorias.