El Gobierno de Venezuela está decidido a celebrar en diciembre las elecciones legislativas, sin importar la abstención de los partidos opositores ni la falta de condiciones para los comicios denunciada por la Unión Europea.
Solo el líder opositor Henrique Capriles se había manifestado a favor de aprovechar las votaciones, pero al verse sin respaldo interno ni externo no tardó en cambiar de criterio.
El presidente Nicolás Maduro invitó a la Unión Europea a observar el proceso, pero se molestó cuando una comisión le propuso que se pospusiera porque no estaban dadas las condiciones para unas elecciones libres y transparentes.
Con un consejo electoral que responde a los intereses oficiales y sin la presencia de la oposición es claro que las votaciones constituyen una farsa. Pero Maduro entiende que los señalamientos de la Unión Europea, las sanciones económicas y las acusaciones de narcotráfico de Estados Unidos contra funcionarios de su Gobierno constituyen un injerencismo inaceptable.
Antes que mejorar la imagen la celebración de los comicios con líderes opositores todavía en el exilio afectan mucho la imagen del Gobierno.