El Día del Maestro se celebra hoy por adelantado como señal inequívoca de que la comunidad educativa y la sociedad en general reconocen en el educador y la educación guía y camino que ha de recorrerse hasta alcanzar el anhelado estado de desarrollo, progreso y equidad social.
La festividad coincide con un gran despertar de conciencia colectiva en torno a la necesidad de que el Gobierno cumpla con la ley que establece un presupuesto a la educación básica equivalente al 4% del Producto Interno Bruto (PIB) o del 20% del Presupuesto General del Estado.
En más de 43 mil maestros del sistema público de enseñanza descansa la gran responsabilidad de promover junto al Estado y la sociedad, una auténtica revolución o cruzada por la calidad de la educación que garantice la formación de nuevas generaciones de gente con altos entándares de conocimiento y conciencia cívica.
El maestro ha sido y será por siempre la más alta expresión de una acendrada vocación de servicio, cuyo apostolado de informar y formar a niños y adolescentes, se acerca mucho al papel sagrado que la naturaleza ha asignado a padres y tutores y, por consiguiente, requiere del educador poseer gran vocación humanística, disposición al sacrificio y elevada preparación académica.
La escuela y el maestro figuran en el centro de todas las promesas de la campaña electoral externadas por el hoy presidente electo, en torno a una mejoría sustancial del sistema educativo, que incluye el compromiso de crear las tandas corridas, mejorar la provisión del desayuno escolar y cumplir con la ley del 4% para la educación.
Es obvio que los planes de reforma en el sistema educativo han de incluir al maestro que requiere de una mejoría sustancial de sueldo e incentivos, pero que está obligado a someterse a una evaluación académica y profesional que le ayude a reinsertarse y conectarse con las nuevas perspectivas basadas en garantía de calidad en la enseñanza y aprendizaje.
La partida que se asignaría al Ministerio de Educación en el Presupuesto de 2013 ascendería a unos cien mil millones de pesos, si se cumple lo prometido sobre el 4%, cifra que sería inmanejable si se mantiene las obsoletas estructuras administrativas y docentes en el sistema público de enseñanza.
Es por eso que hoy, al levantar la copa por la salud y prosperidad del maestro, se resalta su trascendente responsabilidad en su nuevo rol de formar a la nueva generación de hombres y mujeres capacitados, educados y dotados de una sólida conciencia ciudadana, lo que equivale a construir una nueva sociedad.

