Editorial

    Mal precedente

    Mal precedente

Bajo el criterio de que  fue un error, el alcalde del Distrito, Roberto Salcedo, ha revocado la decisión del departamento de Defensoría del Espacio Público de ese cabildo de desalojar a centenares de buhoneros que ocupan aceras y vías en la intersección de la avenida Duarte y calle París.

El funcionario  considera que  las autoridades  deben “concertar” la aplicación de la ley,  aun en casos tan notorios como la improvisación de un vasto mercado público en vías de gran flujo de vehículos y pasajeros, por lo que, conforme a esa lectura, en falta están quienes en el Ayuntamiento dispusieron despejar esas áreas de dominio ciudadano.

Ese mismo criterio parece prevalecer ante la insólita conversión de puentes peatonales en  mercados de pulgas, pues las autoridades tendrán que  levantar una mesa de diálogo para  que prevalezca el derecho a usar esas instalaciones como vía de paso y no  como zona de  comercio.

Es menester recordar al alcalde Roberto Salcedo que  las elecciones  concluyeron el 20 de mayo, por lo que no hay motivos para mantener o fomentar prácticas clientelistas para conseguir o preservar adhesiones electorales y que tampoco es necesario amanecer más temprano  de la cuenta  ante sufragios previstos para dentro de cuatro años.

Se resaltan como positivas diligencias  y acciones del cabildo para poder reubicar a  buhoneros que improvisan negocios en las vías públicas, pero es menester  señalar que la ley  debe aplicarse en lo inmediato  como antídoto contra  la anarquía o violación a los derechos colectivos.

Lo que prevalece en la  avenida Duarte con París, como en muchos otros sectores de la ciudad, es un verdadero caos que atenta contra  elementales criterios de urbanismo, la salud de venduteros y consumidores y el derecho  al libre tránsito de la gente por aceras, pasos peatonales  y calzadas.

La primera obligación de la Alcaldía es aplicar  las leyes, resoluciones y ordenanzas municipales sin ningún tipo de  consideración. Luego las autoridades edilicias están en deber de procurar que padres de familia puedan obtener el sustento  diario mediante la venta de productos diversos en lugares adecuados, donde no se violenten derechos  ajenos.

Al desautorizar la acción de desalojo de  negocios que de manera ilegal ocupan aceras y calzadas, y permitir u ordenar su reinstalación, el alcalde Roberto Salcedo ha sentado un precedente altamente negativo, al punto de que  con esa acción pudo haber decretado la conversión de la capital de las primacías de América en  la ciudad de “sálvese quien pueda”.

El Nacional

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