A dos semanas de la explosión que causó 34 muertos y cuantiosos daños materiales en San Cristóbal, las autoridades no ofrecen información relevante sobre las causas de esa tragedia, aunque en principio la fiscalía del municipio dijo que varias personas eran investigadas en relación al fatídico suceso.
Resulta extraño que al día de hoy ninguna institución oficial se ha dignado siquiera en ofrecer un informe preliminar sobre lo ocurrido, aun sea precisar si el estallido se produjo por objetos o sustancia inflamable, amasijo de pólvora o la caída de un meteoro.
Se ha dicho que las indagaciones en torno a la tragedia estarían a cargo de los servicios de inteligencia del Ejército de República Dominicana (J-2), a lo que posiblemente se atribuya el hermetismo en el manejo de informaciones que arrojen luz sobre lo sucedido.
Al Ministerio Público le corresponde investigar si hubo negligencia culposa, como dejó entrever la fiscal Fadulia Rosa Rubio, al revelar que en una empresa instalada en el lugar de la tragedia se produjo en marzo un incendio causado por el contacto entre “una chispa y un químico”, cuyos propietarios no aplicaron medidas precautorias a pesar del elevado riesgo de sus operaciones.
Ese manto de silencio agrega más angustia a la que ya sufren familiares de los 34 fallecidos por los derrumbes e incendios provocados por la explosión, 19 de los cuales aún no han sido identificados por las autoridades, como si la apuesta fuera en favor del olvido.
No se aspira a que las instituciones civiles y militares que investigan las causas de la tragedia concluyan el expediente sin llegar a conclusiones claras, precisas y contundentes, pero esta es la hora y el día cuando ni siquiera se sabe el lugar preciso del estallido ni la empresa o negocio donde se produjo.
La tardanza en ofrecer un informe aun sea preliminar sobre lo sucedido el 14 de agosto en San Cristóbal, ha abierto extensos espacios a la más variada especulación, lo que obra contra una muy deseada investigación basada en la transparencia y eficiencia, sin importar cuales sean los resultados y a quienes a quienes involucre.
Conviene advertir que con un saldo de 34 fallecidos y decenas de edificios y locales destruidos, no es posible jugar al tiempo ni al olvido, por lo que una sociedad todavía compungida por esa desgracia reclama saber por qué pasó lo que pasó en San Cristóbal