Editorial

   Marcha atrás

   Marcha atrás

El Poder Ejecutivo ha hecho bien en retornar sus extremidades a lugar seguro, después del traspié que constituyó el incluir en el proyecto de Presupuesto Complementario el pedido de autorización para concertar créditos por mil 600 millones de dólares que serían destinados a apoyo presupuestario y proyectos específicos.

La verdad es que esa solicitud se ampara en la Constitución y  la Ley de Crédito Público, que obligan al Ejecutivo a solicitar autorización del Congreso para concertar paquetes de  empréstitos  que  incrementan el monto presupuestal, que luego deben ser conocidos individualmente por ambas cámaras.

Lo que se objeta es lo inoportuno de esa iniciativa, pues  los desembolsos de esos créditos se ejecutarán  durante el próximo gobierno del presidente electo Danilo Medina, por lo que no se entiende la prisa, aunque se reconoce que la mayoría de esos préstamos  son concertados con organismos multilaterales y  de gobierno.

Ese Presupuesto Complementario, que  en realidad  es una modificación  de la Ley de Gastos Públicos, porque de lo que se trata es de  incrementar  el financiamiento, sin presentar ningún superávit, autoriza  una emisión de bonos por 500 millones de dólares,  para  ser transferidos  al subsector eléctrico.

Otras solicitudes de desembolsos incluidos en esa pieza  son  los de Petrocaribe (US$24,180,000.00), Agencia de Cooperación Francesa (US$5,159, 000.00), así como una línea de crédito de corto plazo con el Banco de Reservas por diez mil millones de pesos y otros RD$8,463 millones, en préstamos a  largo plazo.

Lo que se ha dicho  es que  el monto  absoluto  del déficit  presupuestario solicitado  por el Poder Ejecutivo al Congreso asciende a unos 52 mil millones de pesos, incluida  la emisión de bonos  por 500 millones de dólares.

Resulta un contrasentido que el Gobierno agregue  a esa lista de financiamiento, la solicitud de autorización para concertar empréstitos por otros mil 600 millones, sin siquiera  explicar o  aclarar que se trata de una rutina legal para  agilizar desembolsos de  partidas ya  aprobadas por directorios del BID, Banco Mundial,  gobiernos de Corea, Japón y España, entre otros  deudores.

Ante la  confusión generada  con la inclusión  en  el Presupuesto Complementario de esas  solicitudes de aprobación de préstamos  que corresponderían desembolsar  al próximo gobierno, lo mejor que ha hecho el Poder Ejecutivo es dar marcha atrás y conformarse con su propio déficit.

El Nacional

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