El vicepresidente ejecutivo del Consejo Nacional para el Cambio Climático, Max Puig, ha detonado las alarmas sobre las funestas consecuencias para la economía del cambio climático.
Un país con tantas necesidades, que no se puede dar el lujo de desaprovechar un solo centavo, pierde en promedio alrededor de un 0.9 % de su PIB solo en infraestructura y viviendas por los efectos ambientales.
Pero los daños se elevan hasta un 10 % en caso de fenómenos atmosféricos extremos. Es más que sabido el impacto y los riesgos que representan para la estabilidad y el crecimiento de sectores estratégicos como el turismo, la agricultura, la energía y la industria tanto las alteraciones como los atentados ambientales.
La alarma detonada por el funcionario obliga no solo a adoptar las medidas necesarias, sino a generar conciencia sobre el efecto del cambio climático.