Justo cuando el Banco Central inicia la liberalización de 20 mil millones de pesos del encaje legal para contribuir a dinamizar la economía y que desde el Gobierno se distribuyen otros nueve mil millones para los mismos fines, el director de Presupuesto advierte que se mantendrá durante un año más la política de austeridad con el propósito de reducir el déficit fiscal a 0% o a un 1% del Producto Interno Bruto (PIB).
El anuncio sobre continuidad en la restricción del Gasto Público hecho desde el Palacio Nacional por el licenciado Luis Reyes es extrañamente coincidente con la buena nueva emitida en víspera de que Poder Ejecutivo y autoridades monetarias pondrían a circular 29 mil millones de pesos para destrabar las actividades económicas represadas precisamente por un áspero control fiscal.
No se entiende las razones que motivan el recordatorio de que continuará la austeridad aplicada por la Administración del presidente Danilo Medina desde su juramentación el 16 de agosto pasado, aunque llama la atención que esta vez se advierta que la meta no es la señalada anteriormente de reducir el déficit en 2,9%, sino en llevarlo a 0% o a un uno por ciento, lo que significaría restricciones mayores.
Conviene aclarar, salvo el mejor parecer de la Dirección de Presupuesto, que los recursos liberados por el Banco Central y la Tesorería Nacional no provienen de ningún tipo de financiamiento, sino del ahorro público (nueve mil millones) y del encaje legal bancario (RD$20 mil millones), por lo que esos dineros no presionan al todavía abultado déficit fiscal.
Es difícil explicar por qué en medio de la algarabía provocada por la justa distribución de esos 29 mil millones en sectores de la economía con vocación a la creación de empleo y valor agregado, se lance ahora un balde de agua fría con el señalamiento de que el plan de austeridad se mantendrá vigente hasta alcanzar déficit cero.
Más que hablar de plan de austeridad ante una economía todavía frenada (el PIB creció menos de 1% durante el primer trimestre de 2013), convendría que el Gobierno promueva la expresión calidad del gasto, porque en ninguna economía en desarrollo el excesivo control fiscal ha derivado por sí solo en crecimiento económico ni mucho menos en desarrollo social.
Como resultado inmediato del acuerdo con Barrick Gold, el Gobierno recibiría este año unos 550 millones de dólares, dinero que no figura en las estimaciones del Presupuesto 2013, por lo que su vocación debe ser de la inversión en la economía y no la de recoger déficits fiscales ni aun los generados por el subsector eléctrico.
Lo dicho desde el Palacio Nacional por el director de Presupuesto, de que continuará el plan de austeridad, ha sido innecesario e inoportuno, porque ningún sector de la economía ha pensado siquiera lo contrario, y porque surte efecto de balde de agua fría sobre una población que todavía celebra la aparente decisión del Gobierno de retirar el pie sobre el freno de la economía.

