Opinión

Michelle y Trump

Michelle  y Trump

Rafael Grullón

Más de tres décadas antes de que un niño fuera captado orinándose en la puerta del poderoso Kremlin de Moscú, el creador del mundo mágico, García Márquez, visitó la otrora Unión de Repúblicas Soviéticas, cuyas crónicas título: “Viajes por los países socialistas. Detrás de la Cortina de Hierro”.

No se vislumbra a un Presidente como Gorbachov que haría la Perestroika y la Glasnost, apertura y reestructuración, pero que terminó grabando un anuncio de una cartera de marca destinada a las mujeres.

Como era un viaje por el mundo que en Colombia un izquierdista se lo había vendido a plazos, comprándoles relojes para hacer la Revolución, Gabo lo primero que hizo, al pisar Rusia, fue montarse en el tren rumbo a Siberia.

Allá, donde “el Diablo echó las tres voces” como dirían los dominicanos, la Siberia no solamente era el lugar de los adversarios desterrados de Stalin que habían escapado al fusilamiento, sino también de un suelo de hielo que cubre el metano, que si brotara de la superficie por el Cambio Climático el planeta dejaría de ser el que conocemos.

Lo que más impactó a Gabo en aquel viaje de “22 millones de 700 mil kilómetros cuadrados sin un letrero de Coca-Cola”, fue que el radio del tren solamente tenía un solo botón. No había otra opción, que no fuera escuchar lo que decía el gobierno.

En Cien Años de Soledad, García Márquez narra que cuando el tren entró a Macondo, una mujer que lavaba en un río solo atinó a decir: “Ahí viene una cocina grande arrastrando un pueblo. En su crónica de Rusia describía el tren como una casa rodante.

Cuando el tren penetró a las llanuras de Norteamérica, los apaches también se inventaron su metáfora. Proclamaron: Ahí viene un caballo de hierro.
Las metáforas salvan el idioma del mundo abstracto, ya que nadie tropieza con un concepto, lo que explica lo que decía el astuto personaje de Homero que lo llevaron al mundo perfecto: «Quiero irme de aquí», quiero llegar a mi casa de Ítaca, tropezar con la alfombra de la cocina, caerme y gritarle a mi mujer: Penélope condenada, tú eres la culpable”.

Quien escribe, en medio de las elecciones, se hizo viral, al muchacho versado en las redes sociales editar un video de una entrevista en el Despertador, donde alegadamente no había pronunciado la C de “Pacto Eléctrico”, lo que graficaron con un pato.
Para detener a Donald Trump en la Convención de los Demócratas Michelle Obama dijo: “Me despierto cada mañana en una casa que fue construida por esclavos”

El Nacional

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