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Ministerio Público

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Carlos Manuel Estrella

Con la juramentación de Yeni Berenice Reynoso Gómez como nueva Procuradora general de la República, tras ser designada por el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), se cumple la primera fase de la reiterada intención del presidente Luis Abinader de insuflar apartidismo e independencia al órgano.

La fiebre no está en la sábana, dice el refranero, pero ya se avanza con la elección y designación de este importante cargo que representa los intereses de la sociedad y tiene la tarea de formular y aplicar la política de persecución penal contra la criminalidad, dirigir la investigación penal y ejercer la acción pública.

Es el primer reflejo de la reforma constitucional de octubre de 2024, impulsada por el propio Abinader con el extraño propósito de limitar el exceso de poder y discrecionalidad presidencial con respecto a la dependencia política directa del Procurador frente al mandatario. Por lo menos, hay buena intención.

El diseño constitucional del Ministerio Público establece un Consejo Superior como órgano de gobierno interno, que tiene a su cargo el control presupuestario, financiero, de personal y disciplinario; y debería ser el ejemplo de real independencia, eficiencia, eficacia y respuesta a expectativa ciudadana.

La Procuradora General, que ya no estará en los litigios judiciales con preeminencia mediática, como cabeza orgánica y del Consejo Superior, tiene que acometer las tareas gerenciales que contribuyan a lograr los avance que espera la población y la conclusión de sonados procesos contra la corrupción.

Disminuir el exceso de solicitudes de prisión preventiva, y por ende de la sobrepoblación de privados de libertad, debe ser una prioridad y un reto para Reynoso Gómez que debe elegir su “equipo ejecutivo” de siete procuradores generales adjuntos, que por ley designa, para tratar de marcar su impronta desde la cúspide del Ministerio Público. ¡A trabajar!