El Ejército se ufana de su supuesta eficiencia al informar que en una labor de inteligencia apoyada con drones se detuvo a 22 indocumentados haitianos en una zona boscosa de Palo Verde, Montecristi.
El operativo no despeja la incógnita de cómo los haitianos se las arreglan para ingresar al territorio burlando la seguridad y la vigilancia fronteriza.
Esos haitianos no llegan en paracaídas ni por debajo de la tierra, sino que lo hacen a través de unos pasajes que solo ignoran las autoridades dominicanas.
No son dos ni tres los haitianos en condición migratoria irregular, como se gusta decir, los que han sido detenidos por el Ejército tras ingresar de forma clandestina al país.
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Por ahora solo se conoce los que dice el Ejército que detiene, pero no los que de una forma u otra logran escabullirse. La incógnita en torno a la frontera tiene que ser abordada de alguna manera por las autoridades.
Se presta a sospecha que haitianos indocumentados puedan burlar tan fácilmente, como aparenta, el aparataje militar desplegado en la zona. Cada detención de haitianos indocumentados no hace más que incrementar las conjeturas sobre el ingreso de los vecinos al país.