El Instituto de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant) anunció el inicio de la instalación de dos mil semáforos que forman parte de lo que será el nuevo Centro de Gestión y Control de Tráfico que incluiría también la habilitación de 1,200 cámaras y 400 censores en 335 intersecciones.
Dicen que esos semáforos estarían en capacidad de tomar fotos a conductores y a placas de sus vehículos que violen leyes de tránsito, especialmente la referida a la luz roja, y que además ayudarán a viabilizar la circulación vehicular, porque el sistema estaría conectado con la plataforma Wase, de Google.
Poco después de tan importante anuncio, una pareja de esposos y su hija de seis años murieron atropelladas en Puerto Plata por una patana, una de las muchas tragedias en las que se ven envueltos conductores de vehículos pesados que manejan de forma temeraria en zonas urbanas y, por supuesto, en autopistas y carreteras.
No se niega trascendencia al proyecto encaminado a mejorar en un 25 % el flujo vehicular en el Gran Santo Domingo y Santiago, pero quizás, en forma paralela, el Intrant debería acometer otro programa que reduzca sustancialmente los accidentes protagonizados por patanas, camiones y autobuses.
Autopistas y carreteras han sido convertidas desde hace muchos años en lienzos de muerte por choferes y conductores temerarios que se creen dueños y señores del asfalto, sin que ninguna autoridad se digne en afrontar una situación de caos que ha causado tantas muertes y ausentismo laboral.
El presidente del gremio de los camioneros, quien ostenta la senaduría de la provincia Sánchez Ramírez, fue nominado por la bancada mayoritaria a la presidencia del Senado, lo que debería servir para que su gestión promueva el endurecimiento de las sanciones para violadores a la ley de tránsito, especialmente conductores de vehículos pesados.
Se saluda que el Intrant encamine esfuerzos en procura de la modernización del tránsito y transporte en zonas urbanas, pero también se censura que ese organismo no haya obtemperado a ruegos y denuncias para que las autoridades frenen el salvajismo en autopistas y carreteras de camioneros, patanistas y motociclistas.
República Dominicana es hoy el primer país del mundo en muertes por accidentes de tránsito, un baldón cuya responsabilidad recae, además de conductores y chores, en Gobierno y el Estado, que han sido indiferentes e irresponsables ante esa tragedia.