El crecimiento económico de cualquier país es fundamental para lograr un desarrollo pleno en sus relaciones internacionales. Esto debido a que el desarrollo y fortalecimiento de la economía constituyen un poderoso atractivo para que otras naciones e inversionistas extranjeros se interesen en acercarse a un país.
El desarrollo de la política exterior de una nación está intimamente ligada a su posibilidad de producir y consumir, lo que le convierte en un atractivo y le coloca en fila de preferencia para que otros países se interesen en establecer relaciones diplomáticas. Igualmente, la estabilidad económica le abre puertas y espacios en los organismos internacionales y regionales de integración.
República Dominicana ha tenido 5 momentos estelares en el campo de política exterior, y estos han sido precisamente durante las gestiones de gobierno donde ha habido los más altos niveles de crecimiento y de fortaleza económica.
La Política Exterior se define como: El conjunto de objetivos, políticas y decisiones internacionales de un Estado y a sus estrategias para determinar sus objetivos e intereses en una línea de acción concreta en las relaciones con otros actores de la escena internacional.
Durante los último 50 años del siglo XIX y en los primeros 3 decenios del siglo XX el Estado dominicano mantuvo una débil política exterior, pero al menos en tres periodos gubernamentales, el del general Ulises Heureaux (1887-1899), el del presidente Ramón Cáceres (1906-1911) y el del general Horacio Vásquez (1924-1930) República Dominicana experimentó cierto dinamismo en esta materia.
Como consecuencia de las agresivas iniciativas en el campo de las relaciones internacionales llevadas a cabo por Heureaux, ya en 1889 el cuerpo diplomático y consular dominicano se había multiplicado de manera significativa; el primero se expandió a ocho países, la mayor parte europeos, y se contaba con 108 cónsules y vicecónsules acreditados en 20 países, de los cuales seis eran latinoamericanos, 13 europeos y uno en Norteamérica, Estados Unidos.
Durante la gestión de Ramón Cáceres, República Dominicana amplió sus relaciones diplomáticas y consulares, y fue signataria de no menos de doce convenciones que regulaban aspectos diversos de las relaciones internacionales. En esos casi seis años de gobierno el cuerpo diplomático y consular dominicano realizó una amplia labor de promoción del país.
En 1930, al llegar Rafael Leonidas Trujillo al poder, las misiones diplomáticas dominicanas no llegaban a la docena, y en 1958 ya existían 31 misiones diplomáticas y 59 oficinas consulares, diseminadas básicamente en América y Europa. Uno de los grandes proyectos de la diplomacia trujillista fue la propuesta de creación de la Liga de Naciones Americanas.
Al asumir la primera magistratura del Estado en 1996, el doctor Leonel Fernández dio importantes pasos para sacar al país del aislamiento internacional al que fue sometido durante años e inició una serie de visitas oficiales a otras naciones en procura de ampliar las relaciones diplomáticas. Una de sus decisiones más trascendentes fue el establecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba.
La estabilidad económica de un país le abre puertas en los organismos internacionales.
El presidente Danilo Medina, desde que asume el poder en el 2012 inicia una agresiva política internacional, hace aprobar un nuevo marco jurídico para la adecuación del Servicio Exterior y el Ministerio de Relaciones Exteriores, como forma de lograr la profesionalización del personal que sirve en el exterior.
Medina establece relaciones diplomáticas con China continental, logra la supresión de visa para los dominicanos en más de una veintena de naciones y lleva a lo más alto su política exterior cuando logra que República Dominicana sea escogida como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la organización de las Naciones Unidas (ONU).
El autor es periodista e ingeniero.