Opinión Testigo

Nada que nos asombre

Nada que nos asombre

José Antonio Aybar

El asombro es cosa del pasado en nuestra amada República Dominicana. Políticos negacionistas de su puesta de sol en el ejercicio de esta ciencia.

Políticos de “votos prestados” que se consideran mesías del porvenir.
Empresarios, ingeniosos ingenieros de una re-forma fiscal atrasada que los reivindica como cuarta pata de la poderosa mesa del Poder.

“Científicos de redes sociales” sabedores de cómo re-formar los inaplazables cambios que habrá de cargar sobre sus hombros lo poco que sobra de la diezmada clase media.

Insensible al asombro, pero con la sonrisa a medio pintar, y expresiones impublicables intentando escapar de nuestra mentes, escuchamos a los más sabios en tributación discursear sobre cómo estructurar ese paquetazo fiscal que, en su momento, era de su inexcusable responsabilidad.

Y como si esto no fuera suficiente, soportar a neoeruditos, CIS y FBI de las redes sociales, patentizadores de la fórmula del hielo en cubito, pensadores de las “nuevas ciencias” digitales y opinadores incompetentes que se consideran los Paul Krugman aplatanados de la “economía de la atención”.

Y el país, cual inocente corderito en manos de Abraham, sube a la montaña del sacrificio en espera de un cambio de último minuto que lo salve cual frágil Isaac.

En ese laberinto de disquisiciones buscamos con lupa la posibilidad de un Chapulín Colorado que, aún con sus deficiencias en la ejecución de sus actos, pueda defendernos, no de las reformas, sino de aquellos que, sin vergüenza alguna, lanzan el anzuelo en busca de pescar a inocentes que todavía creen que hay solución sin reformas.

En conclusión, el asombro, ya visto los resabios y discursos politiqueros de los promotores de la “cultura de la disociación”, sigue siendo cosa del pasado en RD.