Opinión

Nadie conduce

Nadie conduce

Elvis Valoy

La intemperancia se ha adueñado de las cosmopolitas capitales del mundo, y hoy día en esos grandes centros urbanos la proliferación de vehículos las ha convertido en manirrotos de combustibles, con los subsecuentes problemas de economía y salud que terminan afectando a la ciudadanía.

De ahí que en muchas urbes se estén implementado políticas para poner en solfa estas metrópolis en donde el caos y la anarquía se han apoderado de cada uno de sus esquinas, pagando un alto precio tanto la persona viandante, como la conductora, que cargan con la pesada cruz de los odiosos congestionamientos del tránsito que golpean en igual medida a su bolsillo como al medio ambiente.

Muchas ciudades europeas trabajan en el descongestionamiento de sus vías, y dentro de las medidas están la modernización del Metro, como el establecimiento de rutas interurbanas que obliguen a la gente a prescindir de su carro. El AVE en España y el Météore en Francia, son sistemas de trenes que transitan de una localidad a otra, ambos conducidos por algoritmos.

Pero la ciudad de París ha asumido de manera integral el grave problema del transporte, y no se conforma con un sistema de Metro muy eficiente, una flotilla de autobuses a tiempo, un operativo régimen de taxis, la construcción de un tranvía; no. Ahora en la Ciudad de la Luz tiene en prueba la transportación de gente en autobuses sin nadie que los conduzca, gratis y totalmente eléctrico.

Las grandes metrópolis ya no cuentan con más espacios para almacenar los enormes y acuciantes problemas que les circundan, pues el futuro es hoy.

El Nacional

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