El drenaje pluvial de la capital, para evitar las inundaciones y sus costosas consecuencias cuando llueve, se ha visto desde siempre como una necesidad.

A medida que ha pasado el tiempo el drama, que evidencia las deficiencias en calles y sectores, se ha agravado.

Se dice que hoy basta con que se nuble para que la ciudad se convierta en un gigantesco caos por las aguas acumuladas. Además de las lluvias existe el problema de las aguas negras por las obstrucciones del sistema cloacal.

Esa situación ha determinado que el Ayuntamiento del Distrito Nacional licite la construcción de 361 pozos filtrantes, con sus respectivos colectores e imbornales en una primera fase del drenaje pluvial.

Con recursos, que serán aportados por el Gobierno, (230 millones de pesos), el proyecto contempla la intervención de manera inmediata de los puntos más neurálgicos identificados en las tres circunscripciones.

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Aunque se trata de un problema en torno al cual existen múltiples estudios, de todas formas hay que confiar en que para su ejecución se han contemplado todos los requisitos técnicos y financieros. La necesidad del drenaje no puede en modo alguno en constituirse en licencia para saltar alguna norma.

Si el problema ameritaba declararse de urgencia no hay otra observación de que se hiciera, pero siempre con el más estricto apego a la transparencia en todos los aspectos. Pero de que era tiempo de iniciar el proyecto no cabe la menor duda.