El periodismo de investigación tiene para la sociedad similar efecto al de una aspirina cuyo consumo se recomienda para prevenir accidentes cardiovasculares, aunque en naciones con escaso desarrollo institucional constituye un oficio de alto riesgo que muchas veces afecta complicados tejidos de poder que se vuelcan contra el investigador o el medio que lo difunde.
Es por eso que denuncias, revelaciones o simples temores de que se fraguaría algún atentado contra la periodista Nuria Piera deben ser tomadas seriamente en consideración por las autoridades, compelidas a ofrecerle absoluta garantía a su integridad física.
Los inusuales reportajes que se difunden en el programa de televisión de la reconocida comunicadora afectan indistintamente a funcionarios, políticos, empresarios, sindicalistas, artistas o cualquier otro actor público sin distingo de banderías políticas o sociales, lo que demuestra ausencia de intención de causar algún daño colateral.
Se admite la posibilidad de que las conclusiones de un reportaje descansen en datos, estadísticas o situaciones erradas, ante lo cual, la persona física o jurídica que considere que ha sufrido algún daño económico o moral tiene expedita la vía judicial para reclamar justa reparación.
De lo que ahora se habla o se teme es de que se fragua un atentado contra la vida de Nuria Piera y la sola mención de esa posibilidad escandaliza, aterroriza e indigna a la sociedad toda, que exige que su integridad física y labor profesional sean rodeadas de la mayor seguridad.
Lo más probable es que caiga en saco roto la denuncia formulada por un senador oficialista de que se fraguaría asesinar a esa periodista, pero es menester advertir al Ministerio Público sobre su obligación de investigar o reclamar las evidencias que se dicen tener en torno a tan estremecedora revelación.
El trabajo periodístico por muchos años ha tenido un valor inestimable para la consolidación de la democracia, las libertades públicas y el saneamiento moral de la nación, por lo que esa digna comunicadora se ha granjeado el aprecio y la admiración de toda la población.
Por su valor, dedicación, sacrificio y entrega en sus reportajes de investigación periodística que abordan conflictivas situaciones políticas, económica, sociales y comunitarias, Nuria Piera se ha convertido en el tipo de analgésico que el cuerpo social de la nación requiere para prevenir convulsiones.

