Opinión

Oponerse no es ser desleal

Oponerse  no es ser desleal

Es difícil que alguien me vea inscrito en el grupo de amigos que se resisten a decir la verdad y emitir sus opiniones por temor a que se incomode y lo llame «mal agradecido». Estimo que ser leal no es dejar de mostrar sus consideraciones con respecto a un determinado punto de vista. Digo esto a propósito de los correos electrónicos, las llamadas y observaciones en donde algunos compañeros me han dicho «hasta perro muerto» por escribir mis estimaciones en torno a la situación de la posible candidatura del ex-presidente Hipólito Mejía.

Algunos me han acusado de extremista de izquierda, abogar por un derramamiento de sangre y de ser un aliado del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Todo esto por decir que creo que el amigo Mejía no debe ser candidato a la Presidencia de la República para enfrentar la continuidad peledeísta en las elecciones del 2016. Quienes sostenemos ese juicio lo hacemos sobre la base de situaciones objetivas que se presentan en torno a la conformación de una gran alianza de los sectores opositores al PLD.

Nadie niega que el expresidente Mejía es un gran líder e indiscutido luchador por los derechos democráticos en el país. Para nadie es un secreto que, en las votaciones del 2012, Hipólito estuvo muy cerca de alcanzar la victoria y que sólo la inversión de 205 mil millones de pesos del Estado impidieron ese objetivo. No obstante esa situación -cuatro años después- la realidad orgánica y política es muy diferente.

En los círculos políticos, sociales, económicos, deportivos y religiosos, cuando de candidaturas se habla, la de Hipólito no sale bien parada con relación a Luis Abinader.

Que los amigos pertenecientes al íntimo anillo de Mejía quieran taparse los ojos, es otra cosa. Lo real es que, hasta ahora, la oposición misma -en términos generales- no ve con simpatía que ex-primer mandatario de la nación sea su candidato. Dar mi opinión sobre ese caso no es ser amigo desleal o mal agradecido.

Los intereses de República Dominicana están por encima de cualquier simpatía partidaria. Estimo que una gran cantidad de grupos sociales y partidarios añoran que Hipólito juegue su papel de líder de la oposición y no se lance a buscar la famosa silla de alfileres. Ojalá y que el Altísimo lo ilumine y no cometa el craso error de desoir un pedido popular del pueblo que desea una candidatura diferente.

El Nacional

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