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Origen y evolución de la guaracha

Origen y evolución de la guaracha

Aunque históricamente el término posee un origen español, su utilización está en el contexto estricto de la música cubana, Radamés Giro en su Verdad de la música en Cuba, Vol.2, 2007, p.179, dice que el término guaracha es de origen español (andaluz), y que la danza es un tipo de zapateo. El Diccionario de la música labor, expresa al respecto: “No se conoce cuál es su origen”.

Rubby Pérez (Roberto Antonio Pérez Herrera), por su explícita cultura musical y brillante cantante, dedico esta literatura musiétnica.

Entiendo que las guarachas fueron tocadas y cantadas en el Teatro Musical Cubano, así como en salones de danza de baja categoría social.

Esta se convirtió en parte integral de la música del teatro bufo a mediados del siglo XIX. Durante el final del siglo XIX y principios del XX. La guaracha fue también el género musical favorito en los burdeles de La Habana.

Con el tiempo se convirtió en el repertorio de algunos trovadores, conjuntos y orquestas cubanas.

La letra de la guaracha no se ciñe a una sola forma poética, es decir, hay diversidad en la métrica. Por lo general, se canta con solista o dúo acompañado de un coro con el cual dialoga. La guaracha es un ritmo esencialmente bailable, pero también música de parranda navideña y de conciertos.

Varios ritmos de actualidad heredan características de la guaracha, como la salsa y rumba. El género se inicia en el siglo XIX, y ha llegado a un largo proceso de evolución…
La guaracha, como estilo de canción, ritmo rápido y texto jocoso siempre describió algún hecho político o social, personaje popular o alguna actitud picaresca del criollismo cubano.

Por su esencia rítmica a los pueblerinos consumidores se les nombró: gentualla, zurriburri, gentucilla o gentecilla.

Al introducirse el son en La Habana, los septetos y conjuntos incrementaron sus repertorios incluyendo guarachas tradicionales con la edición de un montuno; a lo que llamaron guaracha-son y se fue segmentado, pero fundamentalmente cantable, en forma de son de tempo más acelerado. Al convertirse en son, la guaracha dejó para muy pocos conjuntos su uso como canción.

Alejo Carpenter menciona en su libro: La música en Cuba, citando a Buenaventura Pascual Ferrer, que a principios del siglo XIX se daban en La Habana hasta cincuenta bailes, donde se tocaba y cantaba la famosa guaracha, junto a otras danzas en boga.

Insisto en el teatro bufo, porque la guaracha podía ser vocalizada con colores vivos, por guaracheros de gran estirpe. Se incluía un diálogo entre la tiple o soprano, el tenor y el coro. El período de más esplendor de la guaracha, puesta en escena ocurrió en el Teatro Alhambra de La Habana, durante la primera mitad del siglo XX, cuando compositores como Jorge Ánckermann, José Marín Varona y Manuel Mauri, crearon valiosos temas musicales para famosos actores cantantes, como Adolfo Colombo.

Muchos de los más importantes miembros de la trova compusieron guarachas, como Pepe Sánchez, Sindo Garay, Manuel Corona y Ñico Saquito.

En esta divulgación literaria, a Puerto Rico llegaron muchas compañías de teatro burlesco procedentes de Cuba que entronizaron parte de las costumbres portorriqueñas, tales como los Rosarios Cantaos, el Baquiné, la música navideña y los cantos infantiles.

Hemos esclarecido que la guaracha es un estilo de canción bailable, varios géneros modernos: la rumba y la salsa fueron influidos por la guaracha. Musicalidad cultivada por los maestros musicales, Rafael Hernández Marín, Pedro Flores, Bobby Capó, Tite Curet Alonso, Rafael Cortijo, Ismael Rivera, Francisco Alvarado, Luis Guillermo

Texidor, y la agrupación musical El Gran Combo.
Su lanzamiento y estrellato en los músicos que dominan ese género tienen increíble confluencia de acordes, voces y percusión en el arte popular en su elementó.

El teatro, la imaginaria social para denunciar los abusos, los personajes principales eran negro, gallego y mulato.

Se utilizaba la técnica del backface (actores blancos que se pintaban de negroide) que describía una picaresca caracterología y sociológica.
Benito Antonio Fernández Ortiz el más elocuente cultor guarachero por su nombre artístico: Ñico Saquito, compositor de fuste.

Estos episodios narrativos e históricos no pueden dejar en el tintero a la famosa guarachera, Celia Cruz, Miguelito Valdez y Benny Moré, cantantes de moda en la música cubana. Orlando –Cascarita-Guerra, que se sentía más confortable con los boleros que las interpretaciones movidas.
El autor es periodista, analista social y geopolitólogo.

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