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ORTO-ESCRITURA

ORTO-ESCRITURA

El pollo paralímpico de Niurca  Herrera.-

Niurca Herrera, después de alcanzar prestigio como atleta, ha descubierto su otra vocación. Es escritora, y como muestra tiene publicada la primera obra: “Salto al cuento”.

Un libro de cuentos no es una hazaña simple, conlleva talento y destrezas no comunes. El título de su obra revela en esta autora una adecuada combinación de atletismo e intelectualidad, lo cual evidencia que los temas que aborda se cuecen en su interior.

Esa idea ha sido reforzada al leer su texto “El pollo cojo”, que es un cuento dirigido a los niños en el que Herrera, con una historia de apariencia ingenua, establece una relación simbólica entre el personaje del cuento y los niños y jóvenes que padecen limitaciones físicas, sin obviar las actitudes de estos frente a la vida, y particularmente ante la práctica de actividades deportivas.

El trato desdeñoso de los otros también es digno de observación.
En el pollo cojo que protagoniza la historia concurren todos los factores señalados. El pollito carece de una pata, pero su buena disposición le hace recordar que le queda otra. En el ambiente brotan consignas que pretenden enrostrarle su imposibilidad de ejecutar actos corporales que conlleven algún esfuerzo. “¡Pollito cojo quiere jugar y la patita no le sirve pa na!”, le espetan por doquier.

El polluelo se ve al aborde del desaliento y plantea a su madre la situación: “- Los pequeños dicen que yo no puedo jugar- le decía a punto de llorar. -Claro que puedes, amor. Quizás te cueste un poco más de trabajo, pero puedes jugar – le consolaba mamá gallina”. Y ahí aparece el símbolo del apoyo familiar, factor indispensable ante situaciones como la descrita.

Niurca Herrera es una gloria del deporte nacional, pues brilló en un momento por su desempeño en la cancha de baloncesto. Vive otra etapa ahora, pues la vida se desarrollada por gradaciones. No se aparta de los deportes, pero en vez de brazos y piernas, emplea sus facultades intelectivas al servicio de esa actividad. El cuento que comento ha sido inspirado en un atleta paralímpico.

Como tal, expone la problemática de la burla, la lucha y el optimismo del propio individuo por superar las limitaciones, el apoyo familiar como elemento para superarlo. Todos no entendemos la realidad de las personas que por enfermedad o accidente han perdido algún miembro de su cuerpo o que por error de la naturaleza han venido al mundo con alguna imperfección física. Es un aprendizaje pendiente.

Herrera lo ha abordado sabiamente con su cuento, y – por fortuna- en ninguna parte del relato se habla de “moraleja” ni se resalta deseo de enseñar nada. Es un texto literario, para que los niños lo disfruten como se disfruta la buena lectura. El lenguaje de símbolos resulta un magnífico aliado, se yergue sobre el objeto o realidad material que lo representa y el significado trasciende al significante.

Un símbolo es la representación sensorial de una idea que guarda un vínculo convencional y arbitrario con su objeto de referencia. Quizá sin proponérselo, la autora del cuento ha creado un ícono que bien puede identificar gráficamente, a nuestros atletas paralímpicos. Al fin y al cabo, el pollo cojo es un pollo paralímpico. Bien logrado, sin duda.

El Nacional

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