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Orto-escritura

Orto-escritura

Adjetivos salidos de orden.-
Esta columna se ha referido antes a los adjetivos que funcionan también como sustantivos, sin que nada resulte cuestionado porque se trata de palabras polisémicas, es decir que tienen más de un significado e incluso más de una categoría gramatical.

Es normal, por ejemplo, que los adjetivos diario, periódico, médico, estrecho o plano funcionen igualmente como nombres sustantivos: 1-Le dispensa una visita diaria/ Publico una columna en el diario El Nacional. 2-Se hace chequeos periódicos / Trabajo en el periódico Hoy. 3- Llevé un certificado médico / Hoy visité mi médico. / 4-Es un cuarto muy estrecho / El estrecho de Bering queda en Asia.5- Se trata de un terreno plano/ Ya tengo el plano del edificio.

La Gramática de la lengua española, publicación oficial (2009), señala una larga lista de casos y situaciones en los que los adjetivos se convierten en sustantivos de manera digamos lícita. Decimos que los adjetivos andan fuera de orden cuando forzamos su uso, en lugar de un sustantivo, al que se desplaza aplicando la llamada ley del menor esfuerzo.

Por ejemplo, el adjetivo dulce se relaciona con los sustantivos dulzor y dulzura, por lo que es preferible decir: Me gusta el /dulzor/ de esa fruta o No me gusta la /dulzura/ de la miel, en vez de : Me gusta el “dulce” de esa fruta o el “dulce” de la miel.

Es cierto, la mayoría de los adjetivos soportan el artículo /lo/ antepuesto y funcionan como sustantivo: lo bello, lo feo, lo divino, lo humano, lo profano, lo sagrado. Mire este ejemplo lo bien que le quedó a Armando Manzanero:

“Adoro el brillo de tus ojos / Lo dulce que hay en tus labios rojos,/ adoro la forma en que suspiras y hasta / cuando caminas yo te adoro vida mía…”. “Lo dulce” asume la función sustantiva.

Pero /dulce/ es también un sustantivo, de pleno derecho, para nombrar un alimento o golosina preparado con azúcar, frutas, nueces y otros componentes (dulce de coco, dulce de cajuil, dulce de leche, dulce de maní). De ahí derivan dulcero (vende dulces) y dulcería (vende o fabrica dulces).

Es frecuente, en el habla cotidiana, colocar el artículo /el/ delante de un adjetivo, como en el ejemplo de “el dulce”, en detrimento de un sustantivo que está para eso, para nombrar. Mire estos casos: el amargo, en vez de el amargor; el grueso, en vez de el grosor; el espeso, en lugar de el espesor o la espesura; el árido, en vez de la aridez, el agrio, en vez de la agrura. Hay muchos casos. Este último tanto se ha empleado, que pocos se refieren al zumo o extracto de naranja agria con estos nombres, sino con su cualidad principal: agrio, que es un adjetivo. “Lávalo con agrio de naranja y luego…”

Cuando un uso lingüístico llega hasta la poesía adquiere visos de legitimidad. Es bien conocida la canción “Piel canela”, que ha circulado en diferentes voces, entre ellas las de Nat King Cole, Marisela y Los Panchos. Observe dos adjetivos precedidos del artículo /lo/ y por tanto en función de sustantivos.

Que se quede el infinito sin estrellas
O que pierda el ancho mar su inmensidad
Pero /el negro/ de tus ojos que no muera
Y /el canela/ de tu piel se quede igual
Si perdiera el arcoíris su belleza
Y las flores su perfume y su color
No sería tan inmensa mi tristeza
Como aquella de quedarme sin tu amor

Faltaron casos y argumentos. Habrá que volver sobre el tema.

El Nacional

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