El presidente Luis Abinader retorna hoy desde Nueva York, con la satisfacción del deber cumplido, después de agotar intensa jornada diplomática y pronunciar un discurso ante la 78 Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), aunque se ignora si trae consigo alguna solución que ponga término al diferendo con Haití.
Entre los resultados relevantes de las gestiones encaminadas por el mandatario, figuran sus encuentros con jefes de Estado a los que ilustró sobre los motivos por los cuales dispuso el cierre de la frontera con Haití, incluido con el presidente de Kenia, la nación que encabezaría la misión pacificadora en ese país.
Se resalta también el respaldo del presidente Joe Biden y del secretario de la ONU, Antonio Guterres, al reiterado pedido dominicano para que el Consejo de Seguridad autorice la misión pacificadora que tendría el propósito de enfrentar las bandas armadas que asolan a Haití.
El jefe de Estado tuvo la oportunidad de enumerar las violaciones en que incurre el grupo privado que construye un canal de riego para desviar el río Masacre, los daños que esa obra causaría a centenares de agricultores dominicanos y haitianos y los riesgos de inundaciones sobre zonas habitadas y enclaves industriales.
Pese al pedido a Biden para que se otorgue aquiescencia a la fuerza multinacional que intervendría en Haití, y a que se prepara el documento con ese propósito a presentarse ante el Consejo de Seguridad de la ONU, no hay garantía de que se conceda el permiso con la urgencia requerida.
Las maletas presidenciales no parecen contener remedio de efecto rápido para solucionar una crisis causada por grupos privados haitianos con respaldo primero soterrado y después abierto del gobierno haitiano, aunque la orden de cierre total de la frontera no podría permanecer por tiempo indefinido.
En lo que se identifican otras acciones para obligar a la suspensión de esa obra ilegal, el Gobierno debería rehabilitar el canal La Vigía e iniciar la construcción de la presa Don Miguel para garantizar adecuado aprovechamiento del río Masacre en beneficio de poblaciones y productores agropecuarios de la zona.
Al regresar desde Nueva York, el presidente Luis Abinader ha de estar consciente de que por razones económicas, políticas y sociales, el cierre de la frontera al intercambio comercial con Haití no puede perdurar en el tiempo porque perjudica muy gravemente al pueblo haitiano y a comerciantes, productores e industriales dominicanos. Debe haber otro remedio.