El presidente Luis Abinader dio un paso de avance para buscar soluciones a un problema puntual y grave que afecta prácticamente toda la sociedad, como es el caos en el tránsito y el transporte, un monstruo de muchas cabezas con secuela mortal cuyas estadísticas avergüenzan al país frente al resto del planeta.
En una reiteración de su insistencia para unir voluntades y comprometer sectores con la solución de problemas nacionales, acumulados como deuda social gobierno tras gobierno, Abinader logró, por medio de decreto, la firma del Pacto Nacional de Seguridad Vial, a cumplirse en el período 2025-2030.
Es un nuevo esfuerzo de unidad para enfrentar enormes desafíos que dificultan la efectividad de políticas públicas para atacar el caos en el tránsito y el transporte, la alta siniestralidad con resultados mortales, la indisciplina ciudadana para acatar y cumplir la ley, entre otras materias pendientes.
Siete ejes o compromisos abarcan la iniciativa presidencial que involucran aspectos de institucionalidad, fiscalización, educación vial, apoyo a las reformas y colaboración público-privada que implican cambios en políticas oficiales y comportamiento ciudadano que impacten en soluciones efectivas.
Sin dudas que para abordar con eficiencia y eficacia el inacabable caos del tránsito y transporte se requiere de liderazgo oficial, recursos, apoyo ciudadano y, sobre todo, la voluntad gubernamental de enfrentar el monstruo sin importar el “costo político” que, en estos momentos, debe ser mínimo.
Ojalá que este nuevo esfuerzo por la unidad nacional para resolver grandes problemas, que propicia el presidente Abinader, no se quede en mera enunciación de objetivos ideales y alcanzables, sino que pase al instante de la palabra a los hechos, para merecer la credibilidad y el optimismo de la gente.