Desde el pasado lunes, la escuela dominicana fue trasladada a los hogares, con mayor o menor apoyo de la tecnología. Así que los padres juegan un rol fundamental en ese proceso de enseñanza aprendizaje.
Desafortunadamente, es poco lo que se sabe sobre cómo se están ajustando los hogares a la situación, pero lo que es seguro es que no todos tienen las mismas posibilidades.
Dado el énfasis en la tecnología, las familias con mayores recursos, quienes cuentan con mejor conectividad, espacio y padres educados, podrán asegurar que sus hijos se conecten a sus clases virtuales, y ellos encontrarán el tiempo para ayudar en las tareas o aprender algo de pedagogía.
Ese no es el panorama que viven las familias que no disponen de recursos para adquirir tecnología, pagar servicio de internet o televisión por cable.
No basta la voluntad de los padres, si no disponen de la instrucción básica para acompañar a sus hijos en las tareas. Contrario a lo que plantean algunos oficialistas, este sistema, que por el momento reconocemos es la única salida, contribuye ampliar la brecha entre los más pudientes y los carentes de recursos.