Opinión

País destruido

País destruido

Por: Danilo Cruz Pichardo
d_cruzpi@hotmail.com

Los peledeístas siempre ponen como ejemplo de progreso la inmensa cantidad de torres que hay en el gran Santo Domingo, pese a que se ha comprobado que muchas de esas edificaciones tienen origen en el lavado. Lavado de dinero del narcotráfico, por un lado, y lavado de dinero de la corrupción pública, por otro lado.

Más que progreso, muchas de esas torres constituyen una afrenta moral para la sociedad. Y revelan el estado de descomposición que atravesamos. No hay formas de justificar propiedades multimillonarias en personas que años atrás andaban “con una mano delante y otra detrás”. Llegaron al poder y se transformaron económicamente. Son los dominicanos más ricos.

Suelen resaltar también su supuesta capacidad en el manejo de los asuntos públicos, al ofertar estabilidad en la tasa de cambio. El precio del dólar norteamericano no se sostiene sobre la base de divisas generadas por exportaciones, pues nuestro intercambio comercial es desfavorable. Y la situación no es peor por los servicios de turismo y remesas.

Sobre todo, la estabilidad relativa de la tasa de cambio obedece al inmenso crecimiento de la deuda externa, la que fue hallada en el 2004 en algo más de ocho mil millones de dólares y hoy se aproxima a los 30 mil millones de dólares. El país está hipotecado.
Y está hipotecado sin que se haya dado solución a uno solo de los problemas sociales cardinales. Algunos servicios públicos, contrariamente, han registrado deterioro significativo. Ni decir del crecimiento del narcotráfico y la criminalidad en estos años de gobierno del PLD.

Pero el retroceso no es solo en lo económico, social y moral. Los pequeños avances institucionales que había registrado el país fueron sepultados por Leonel Fernández y el PLD, al poner a su servicio particular a todos los poderes del Estado. No hay una sola corte que muestre equilibrio. Todo está al servicio de la corporación. El país está destruido.

El Nacional

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