Editorial

Pato o gallareta

Pato o gallareta

Vence hoy el plazo otorgado por el Gobierno a Barrick Gold para  renegociar el contrato de explotación de la mina de oro Pueblo Viejo y conjurar una inaceptable situación de inequidad que prevalece en el convenio vigente, conforme al cual la multinacional recuperaría su inversión en un periodo mucho menor al previsto, mientras el Estado percibiría apenas unos 300 millones de dólares.

Se entiende que  en las próximas horas las partes anunciarán  algún  acuerdo de  solución a un conflicto que el presidente Danilo Medina definió ante la Asamblea Nacional como inaceptable, o que, en caso contrario, el Poder Ejecutivo envíe al Congreso un proyecto de ley que gravaría las ganancias inusitadas en las exportaciones de oro y plata, tal y como lo advirtió el mandatario ante el mismo escenario.

Gobierno y Barrick mantienen  discretas pero intensas negociaciones desde  antes de su presentación de Memorias ante la reunión conjunta de las cámaras legislativas el pasado 27 de febrero, pero  el secretario  administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta,  garantizó que  antes de que concluya el mes de abril habría una definición en las negociaciones del Gobierno con  esa empresa.

El funcionario fue  aún más categórico al  advertir que “ya está terminado el tiempo” y que  al término del periodo señalado habrá acuerdo  sólo si  los términos favorecen al país, por lo que hoy las autoridades están al menos en  el deber de informar qué ha pasado con tan larga y  tortuosa negociación.

Difícil será que Gobierno o la propia Barrick intenten  justificar tardanza o retroceso bajo el alegato de que  el precio  de la onza de oro ha bajado en los mercados internacionales, porque, si bien es cierto que la cotización del mineral  se ha reducido, se mantiene arriba de los mil 400 dólares la onza, muy por encima de los US$564  que fue  el valor cuando se firmó  ese oneroso contrato en 2008.

Todos los cálculos o estimaciones   apuntan a que la Barrick recuperará su inversión en Pueblo Viejo, que alega  ahora que sobrepasa los  cuatro mil millones de dólares, en unos cinco años,  tiempo durante el cual el Estado percibiría menos de US$350 millones, lo que resulta  absolutamente inaceptable.

De los casi 50 mil millones de dólares que  reportaría  en utilidades la explotación de  esa mina en 25 años, el gobierno   recibiría  menos de diez mil  millones, pero solo una parte ínfima durante los próximos cinco a diez años, cuando más urge la economía financiar su desarrollo, por lo que  una  sociedad tan angustiada como indignada aguarda hoy por alguna noticia oficial.

Aun “salga  pato o gallareta” de  esas negociaciones con Barrick Gold,  el presidente Danilo Medina está compelido a cumplir con su palabra comprometida ante la nación: o se  arriba a un acuerdo  satisfactorio o se envía al Congreso la Ley que grava las ganancias  súbitas en las  exportaciones de oro y plata. Cualquier otra salida  oscilaría entre desencanto y frustración.

El Nacional

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