Editorial

Peligro mayor

Peligro mayor

El trágico accidente ayer con saldo de dos turistas fallecidos y 48 heridos al volcarse el autobús que los transportaba en la carretera Bulevar Turístico del Este cuando el conductor perdió el control del vehículo al intentar evitar impactar con un carro y un camión, renueva preocupación por el altísimo peligro que representa transitar por las autopistas dominicanas.

Los visitantes, cinco peruanos, siete colombianos, 14 argentinos, once chilenos y dos mexicanos se dirigían a abordar una embarcación con destino a la isla Saona. Un primer informe indica que 14 personas sufrieron heridas graves, 34 lesiones leves y dos resultaron ilesos.

No se exagera si se afirma que carreteras principales, como la autopistas del Coral y otras que unen las comunidades turísticas del Este, están a merced de la imprudencia en que incurren conductores de camiones, patanas, autobuses y vehículos livianos.

La Dirección General de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett) ha sido gran ausente en casi todas las autopistas troncales y ni que decir en aquellas que por su tipología, carencia de luces y señales representan motivos mayores de riesgos de accidentes.

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Lo que se ha informado es que el conductor del autobús que transportaba al grupo de turistas tuvo que improvisar una brusca maniobra para evitar colisionar con un camión y otro vehículo, pero la turista chilena Dominique Esperanza Dreckmann, quien iba en el vehículo, desmiente esa versión y señala que el chofer iba a alta velocidad y que al tomar una curva se produjo el accidente.

Se resalta la rápida visita efectuada por el ministro de Turismo, David Collado, a los centros asistenciales donde fueron recluidos los turistas heridos, así como las instrucciones dadas por el presidente Luis Abinader de que recibieran todas las atenciones médicas requeridas.

República Dominicana figura entre los países con mayor número de accidentes de tránsito a nivel mundial, lo que se atribuye a la fatídica combinación de la imprudencia de choferes y conductores, carencia de señales y luces en las carreteras y negligencia de la Policía en vigilar las vías y aplicar la ley de tránsito.

Ese fatal accidente, que fue causa de la muerte de dos turistas y las heridas de consideración sufridas por muchos otros, debería convertirse en el punto de inflexión para que de una vez y por todas la Digesett asuma el control efectivo de la vigilancia de todas las carreteras y autopistas nacionales.

El Nacional

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