La pirotecnia puede resultar especialmente abrumadora para niños y personas con autismo, debido a la hipersensibilidad sensorial, particularmente al ruido fuerte e inesperado. Las explosiones y destellos pueden provocar ansiedad intensa, crisis emocionales, miedo, llanto, irritabilidad y dificultad para autorregularse.
Especialistas señalan que la anticipación es una de las herramientas más efectivas. Explicar con antelación lo que ocurrirá, utilizando lenguaje sencillo, apoyos visuales o rutinas, ayuda a reducir la incertidumbre y el estrés. Saber qué esperar puede marcar una gran diferencia.
Espacio seguro y tranquilo
Durante el uso de fuegos artificiales, se recomienda crear un espacio seguro y tranquilo dentro del hogar, con luces suaves y estímulos controlados. El uso de audífonos con cancelación de ruido, juguetes sensoriales o actividades que generen calma, como la lectura o la respiración guiada, puede contribuir al bienestar emocional.
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Es fundamental no forzar la exposición al ruido ni minimizar las reacciones. Cada persona procesa los estímulos de manera distinta, y el acompañamiento respetuoso de un adulto de confianza resulta clave para brindar seguridad y contención emocional.
Psicología o terapia ocupacional
En casos donde las reacciones son frecuentes o severas, se recomienda buscar orientación de profesionales en desarrollo infantil, psicología o terapia ocupacional, quienes pueden ofrecer estrategias personalizadas.
Promover celebraciones más empáticas y conscientes no solo protege a las personas con autismo, sino que fomenta una sociedad más inclusiva y respetuosa de la diversidad.

