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El «poder blando» es una forma de influencia que utiliza la cultura, los valores y las ideas para persuadir y atraer, en lugar de la coerción militar o económica.
En un contexto de libertades ampliadas, la influencia a través de los medios de comunicación se volvió una herramienta indispensable para Estados Unidos. De ahí que el programa de Jaime Bayly, en este sentido, habría tenido múltiples objetivos.
Por un lado, buscó contrarrestar narrativas en un ambiente precedido por la «poblada» de abril de 1984 que estremeció la República Dominicana durante tres días, con un saldo estimado de cerca de 200 fallecidos y una inmensa cantidad de heridos y encarcelados.
La izquierda se sentía revitalizada por la movilización popular, lo caracterizaba una coyuntura crucial para EE. UU, por lo que ofrecer una contranarrativa robusta, y con la presencia de Bayly, el programa habría buscado deslegitimar los ideales revolucionarios y socialistas.
También habría buscado promover la visión occidental, y presentar una imagen positiva de los valores democráticos y de libre mercado impulsados por Estados Unidos, en contraposición a los sistemas comunistas o de izquierda.
Además, el programa podría haber expuesto los «peligros» del comunismo, por lo que a través del análisis de la política internacional, el programa se propuso alertar sobre la injerencia soviética o cubana en la región y mostrar una visión negativa de regímenes como el cubano o el sandinista.
Al tener un alcance regional, el programa podría haber influido en la percepción de amplias audiencias sobre los conflictos y las dinámicas de la Guerra Fría en América Latina, buscando alinear la opinión pública con los intereses de Washington.
Al mismo tiempo, se propuso aislar la influencia de los regímenes de izquierda y los movimientos considerados subversivos, pintando un cuadro negativo de ellos.
El programa ayudaría a aislar a estos grupos y a sus ideas, evitando que ganaran mayor atracción en la población dominicana y regional, especialmente entre una juventud expuesta a las dificultades económicas y la violencia social.
Bayly, con su estilo directo y su capacidad para conectar con el público, se convirtió así en un «pivote» mediático crucial.