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Poder es devuelto al peronismo en Argentina

Poder es devuelto al peronismo en  Argentina

En las vidas efímeras de los gobiernos, como de las personas, lo importante y que trasciende nunca es como comienzan, sino cuando terminan, como con sorna expresó alguna vez el gran receptor de los Yanquis, Yogui Berra: “El juego no termina hasta que no se acaba”.

El presidente de Argentina, magnate empresarial Mauricio Macri, inició en 2015 su mandato relevando la cúpula del peronismo gobernante encarnado en Cristina Fernández, viuda del presidente Néstor Kirchner, con una agenda diametral a la que encontró, poniendo controles a la compra de dólares y gravámenes a exportaciones, sobre todo de soja, política peronista contraria al florecimiento de la economía chilena durante la dictadura del general Augusto Pinochet.

Macri concilió con los tenedores de bonos, los famosos fondos buitres que allanaron las inversiones foráneas, comprometiéndose a superar la inflación y controlar la devaluación del peso argentino, terminando excedido por accionar en contrario, disparando de un golpe la deuda externa con US$57 mil millones que el FMI prestó en 2018, desembolso nunca concedido a ningún país, deuda que el peronismo insta desglosar su destino.

El 22% de ese compromiso, vencido, aún no se ha honrado, unos US$5,400 millones, previsto a honrar a mediados de septiembre pasado, más cinco pagos trimestrales de U$1,000 millones hasta 2020.
Si el presidente Macri hubiese administrado las finanzas de su país como a sus empresas, Argentina estuviese hoy presentando la lozanía del emporio Macri, actitud pasible de una comparecencia congresional que clarifique las razones de por qué en un sesgo si y en otro no.

El presidente Macri concibió en principio, concretizar una plataforma estructural, y para sustentarla, disminuyó los subsidios, un argumento populista clientelar, pero determinante, que impulsó el peronismo, idéntico a República Dominicana del presidente Danilo Medina con las famosas “visitas sorpresas”, bono luz, bono gas, tarjetas de solidaridad, aspirinas para un cáncer, cuando el reto consiste en apuntalar al sector empresarial, que es el dínamo generador de riquezas en las sociedades de mercado.

En los países opulentos representados en los G7, el populismo es sustituido por gruesas inversiones creadoras de riquezas y empleos bien remunerados, cobertura educacional, salud y viviendas propias, que estructuran las sociedades de consumo y de mercado.

Los argentinos pasaron factura a las falencias del macrismo en las primarias del pasado agosto once, cuando el peronismo, que postula como presidente a Alberto Fernández, ex jefe de Gabinete (ministro de la Presidencia) en los gobiernos de Kirchner y Cristina, con Cristina de vice, obtuvo 47.25% y Macri, que intenta reelegirse hoy, 27 de octubre, recibió 32.34%, palmario rechazo de sus paisanos y clarín anunciante a priori del resultado electoral de hoy.

El 8 de agosto de 2019, a tres días de las primarias, el diario Clarín, propiedad del padre del actual gobernante, símil de nuestro Listín Diario, divulgó que en el primer trimestre la pobreza avanzó 34.1% de la población, con tasa de pobreza infantil rozando 50%, con indigencia de 7.9%, que afecta a 13.8 millones de pobres y a 3.6 millones de nuevos pobres en los últimos doce meses.

En términos autóctonos, la exgobernante Cristina Fernández denomina “cuchiflito” y “pindonga”, alusivo a productos de cuestionada calidad usualmente elaborados por mipymes.

Al 31 de agosto de 2019, Argentina perdía US$10,000 millones de reservas que rondan US$56,000 millones, US$1,000 millones menos que el préstamo del FMI, una grave dicotomía y manifiesta expresión de desgobierno.

La crisis devaluatoria del peso argentino que inició en abril 2018, redujo el valor del dólar de 17.50 pesos a 60 en 16 meses, disparando la inflación a 59%, superada solo por Venezuela y Zimbabue, escenario que preocupa al peronista Alberto Fernández, seguro triunfador en las elecciones de hoy, recibir una economía en cero, que hereda, cuando el diez de diciembre próximo asuma el relevo de Macri.

El peronismo pide explicar el destino de los US$57 mil millones que prestó el FMI.

El 21 de agosto de 2019, a once días de realizadas las Primarias, el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, expresó que el problema de Argentina es que las políticas que comprometió Macri no conducían al crecimiento económico, precisando:

“La austeridad y los presupuestos ajustados conducen a un bajo crecimiento, y eso hace que la deuda sea menos sostenible. Creo que es inequívocamente probable que Alberto Fernández tenga mejor política”.
Consecuencia de las erradas políticas del presidente Macri, entre 2003-2012, la clase media se desplomó con el mayor crecimiento de AL.

En 2017 la línea de pobreza escaló 30.3%, el mayor índice de AL, por sobre Bolivia, El Salvador, Nicaragua y RD.

Argentina es la tercera economía de AL por detrás de Brasil, uno, y México dos, y dispone de un PIB de US$638 mil millones, con per cápita de US$14,401, con superficie de 2.780 millones de kilómetros cuadrados, enormes riquezas mal administradas políticamente, petróleo y gas en reservas de vaca muerta, yacimiento de ocho kilómetros de profundidad, tradicional exportador de soja, trigo y carne de res, que amerita corrección administrarlas para que derrame en su población de 44.27 millones.

Hoy se miden Muricio Macri y Alberto Fernández en las elecciones presidenciales de Argentina.

Es la aspiración generaliza de argentinos, cifrada en Alberto Fernández, hoy, con el ceño fruncido de expectativas de los magnates de Puerto Maduro, versión del Conep dominicano, de virtual deriva a la izquierda y reanudación de migas con Caracas, Mangua y La Habana, y políticas populistas, herencia de Evita Perón.

El Nacional

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