El pasado domingo 18 miles de ciudadanos en toda Republica Dominicana se levantaron más temprano de lo habitual para dirigirse al recinto electoral donde les tocaría votar en las elecciones municipales, pero al llegar al lugar ya estaba custodiado por la Policía Militar Electoral (PME).
Desde la noche anterior o desde muy temprano ese mismo día, unos 50 mil miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, bajo el mando del mayor general Juan José Otaño Jiménez, ERD, que forman la PME fueron enviados a los 16,851 colegios electorales, distribuidos en 4,295 recintos en todo el territorio nacional para garantizar la seguridad.

La responsabilidad de este grupo de militares era la de garantizar la seguridad de los ciudadanos, candidatos y velar por la integridad de los miembros de los colegios electorales para que puedan llevar a cabo sus funciones sin ningún tipo de problemas.
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Y así se hizo. Las elecciones pasaron de forma pacífica y sin ningún hecho que lamentar que involucre a algunos miembros de esta fuerza militar. La PME también es responsable de la vigilancia las 24 horas del día de la sede central de la JCE, y de todas las juntas municipales en todo el país.
Desde el inicio a las 6:30 de la mañana con el montaje de los colegios electorales, hasta el cierre a las 5:00 de la tarde, y después esperar el conteo, la transmisión de datos y el cierre definitivos de los recintos, los miembros de la PME, desempeñaron un papel fundamental en asegurar el orden, la tranquilidad y la seguridad en el proceso de votación y conteo.

Pero también hay que decir que aunque el trabajo realizado por esta fuerza militar ha respondido a los protocolos de seguridad establecidos por la Junta Central Electoral (JCE) y asegurando que el proceso se haya desarrollado de manera limpia, sin incidentes, pequeñas acciones incorrectas de sus miembros llamaron la atención de algunos ciudadanos y medios.
Lo bueno
En un recorrido realizado por un equipo de este diario por distintos centros de votación, por algunos sectores del Gran Santo Domingo fue evidente la gran presencia de los agentes de la Policía Militar Electoral en los recintos electorales y sus alrededores.
Se puede decir que la participación, prudencia y entrenamiento de los militares en este proceso electoral fue fundamental para el buen desenvolvimiento del evento, ya que demostraron respeto por la voluntad, y los derechos cívicos y democráticos de los ciudadanos a la hora de ejercer su voto.

Era normal ver a agentes militares conduciendo a personas con discapacidad a sus colegios de votación. Lo llevaban y se lo entregaban al primer vocal para que la persona pudiera votar sin contratiempo.
Militares hombres apostados en las entradas de los recintos requisaban a los individuos que entraban a los colegios y agentes del sexo femenino revisaban a las mujeres para que las restricciones de la JCE no fueran violadas.
Lo malo
Aunque era normal en todos los recintos electorales las reglas impuestas por la JCE de no permite el uso de celulares al momento de votar, entrar con armas de fuego y armas blancas, o consumir bebidas alcohólicas en los centros de votación, en algunos lugares los militares no dejaban entrar con gorras ni con pantalones cortos sin esto estar prohibido.

En otros casos muchos oficiales tenían un mal comportamiento a la hora de dirigirse a los ciudadanos ya que lo hacían de una forma inadecuada, hablándole mal y de forma prepotente. Creían que estaban patrullando en calles de terrenos hostil.
Pero quizás lo más preocupante es que en muchos colegios de votación, en lugares no muy céntricos, los militares no permitían que los miembros de la prensa, aún autorizados y con el carnet de la JCE entraran a captar imágenes y fotografías, y de forma airada sacaban a los reporteros del centro.
Aunque también hay que decir que las redes sociales están llenas de individuos que han tomado fotografía en su cabina de votación de su boleta marcadas.
Buen trabajo
Muy a pesar de uno que otros pequeños inconvenientes, la actuación de los miembros de la Policía Militar Electoral fue muy buena y apegada a los reglamentos y protocolos establecidos para este magno evento.